Despertamos en nuestro hotel "de cabecera" en San Pedro de Atacama. En él, mantienen la arquitectura ancestral del lugar, aplicando materiales autóctonos.
Las habitaciones dirigen sus ventanas hacia los volcanes de la cordillera andina.
Desde allí nos encaminamos al Valle del Arcoiris. Sería nuestra segunda visita (la anterior fue en septiembre de 2015), esta vez por la mañana, con la intención de que la luz proyectara en las rocas de otra forma (la visita anterior fue por la tarde).
Como llegar: desde San Pedro de Atacama tomar ruta 23 hacia Calama y a unos 38-39 kilómetros tomar a la derecha el desvío hacia Río Grande, carretera B-207.
De camino al Valle del Arcoiris hay momentos en los que se viaja frente a la cadena de volcanes de la Cordillera de los Andes (puede verse el volcán Licancabur).
Cadena de volcanes que hacen frontera entre Chile y Bolivia.
Final del camino: a la izquierda quedaría el sitio arqueológico de los petroglifos de Yerbas Buenas (ver visita anterior), y un poco más dentro del cañón, también a la izquierda, el Valle del Arcoiris.
Vista desde satélite.
Entrando en el Valle del Arcoiris.
Los verdes del óxido de cobre.
Naranjas, grises y azules.
Morados.
Y desde allí marchamos por el camino que transcurre a lo largo del río Salado, a hacer una visita corta a los petroglifos de Yerbas Buenas.
Antes nos encontramos con algunos habitantes del lugar:
Ya en Yerbas Buenas dimos una vuelta para recordar petroglifos:
Llama dibujada en la roca.
Mural de dibujo en la roca.
Animales y otros dibujos antropomórficos.
El suelo en algunas zonas.
De regreso a San Pedro de Atacama, el paisaje desde la carretera:
El Valle de Marte desde la carretera, según nos acercábamos:
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