jueves, 25 de abril de 2019

Viaje a las Islas Galápagos (agosto de 2017)

Las Islas Gálapagos son un archipiélago situado en el océano Pacífico, alrededor del ecuador terrestre (mayoritariamente al sur del mismo), formado por unas 244 islas, de las que sólo 13 superan los 10 kilómetros cuadrados de superficie (y solo cuatro de ellas tienen población estable). 

Situación de las islas con respecto al continente.

Las primeras islas (las más orientales) se formaron por erupciones volcánicas que tuvieron lugar hace entre ocho y cinco millones de años. Las islas más jóvenes (las más occidentales): Isabela y Fernandina, aún se están formando (son la cima de uno o varios volcanes sumergidos) y en ellas la actividad volcánica más reciente data del año 2009. De hecho, Gálapagos es actualmente el segundo archipiélago con mayor actividad volcánica después de Hawai.

Las Islas Gálapagos de mayor superficie (destacadas en negrita).

Las islas se formaron (explicado de forma simplificada) por la emanación de magma en puntos calientes estables bajo la placa tectónica de Nazca, que se desplaza unos 37 milímetros al año (deslizándose sobre esos puntos calientes) hacia el continente americano con el que choca quedando debajo de él (subducción). 

 Imagen modificada, fuente de la imagen original Wikipedia: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Limiteconvergente-oceanoyoceano.PNG

Las islas, situadas a unos 972 kilómetros de la costa de Ecuador, fueron visitadas por los habitantes precolombinos del continente americano (parece que en 1952, los científicos Thor Heyerdahl y Arne Skjolsvold encontraron cerámicas y otros restos, pero no asentamientos estables).
 Ejemplar de Chelonoidis chathamensis o Tortuga terrestre de San Cristobal (Galápagos)
 Ejemplar de tortuga gigante de Galápagos, en concreto, el taxón de la más oriental Isla de San Cristobal, Chelonoidis chathamensis.

Pero para el mundo occidental, fueron descubiertas el 10 de marzo de 1535, por casualidad, por el nacido en Soria (Berlanga de Duero), obispo de Panamá, fray Tomás de Berlanga (1487-1551) que se perdió, entre la calma y las corrientes de las aguas de Pacífico, durante su viaje a Perú, enviado por el rey de España, Carlos I, para mediar en las disputas entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro

Asombrado por el tamaño y la abundancia de las tortugas en las islas, les puso el nombre con el que han pasado a la historia (la denominación de las tortugas en español en aquella época), y ya en la costa de Ecuador, desde la población de Portoviejo, envió una misiva al rey, contándole sus deventuras:
Traxo el navío muy buen tiempo de brisas siete días, que haziase el piloto cerca de la tierra e diones calma seis días; eran tan grandes las corrientes, que nos engolfaron de tal manera, que miércoles en diez de marzo, vimos una isla; e porque el navío no había más agua que para dos días, acordaron de echar la barca e salir a tierra por agua e yerba para los caballos. … E salidos no hallaron sino lobos marinos, e tortugas e galápagos tan grandes que llevaban uno un hombre encima, e muchas higuanas que son como sierpes. Otro día vamos otra isla mayor que es aquella de grandes sierra, e creyendo que allí por su grandeza como por su monstruosidad que no podía dejar de tener ríos e frutas, fuiemos a ella, porque la primera baxaria diez o doce leguas, e en esto bebiose el agua quen navío abia e estuvimos tres días en tomar la isla, con calmas, en los cuales allí los hombres como los caballos padecimos muchos trabajos.
Muchas veces ocultas por la niebla, fueron conocidas también como las Islas Encantadas, incluso se llegó a decir que solo eran un espejismo. A partir de 1570 fueron incluidas en los importantes mapas de Abraham Ortelius o Mercator

 Situación de las "Insulae de los Galopegos" según el mapa de Abraham Ortelius de 1970.

 Detalle del mapa de Abraham Ortelius.

Pero el mapa más detallado de las mismas, lo realizó en 1648, el bucanero inglés Ambrose Cowley, que asignó a los lugares, los nombres de sus compañeros de tropelías y de los nobles ingleses de la época que apoyaban la causa corsaria. Ya desde entonces, y hasta el siglo XVIII, fueron utillizadas por los piratas para acechar y atacar a los galeones españoles. De esta época datan la duplicidad de los nombres, en español e inglés, de todas las islas y muchos de sus lugares destacados.

Mapa de las Islas Gálapagos de Ambrose Cowley de 1648.

En el siglo XVII enpiezan a ser pobladas por algunos colonos ingleses, atraídos por la posibilidad que ofrecía la caza de ballenas y el comercio de la grasa de las mismas.

 Nombres de distintos orígenes con los que son conocidos las islas.

En 1790 fueron visitadas por la expedición científica de Alejandro Malaspina (1784-1809), de cuyo paso no quedan registros (caído en desgracia por su conspiración para derrotar a Godoy).
Así, las Gálapagos, permanecieron por siglos, ignoradas e independientes, hasta que en 1832 fueron anexionadas a Ecuador por el dirigente ecuatoriano (militar de origen venezolano) Juan José Flores que les dio el nombre de Archipiélago Colón (siendo este su nombre oficial).

 Bandera de la Provincia de Galápagos.

En septiembre de 1835 y durante cinco semanas, las islas fueron recorridas por la expedición cientifica del HMS Beagle del capitán Fitz Roy, a bordo de la que se encontraba Charles Darwin (que realmente solo estuvo dos semanas en tierra, y que debió de aprender aunque fuera someramente a hablar español para entenderse con las gentes de todos los lugares que visitó en el continente sudamericano). 

Recorrido de Darwin por las Islas Galápagos
 Recorrido del HMS Beagle y Darwin por las Islas Gálapagos.

Los apuntes sobre las especies estudiadas por Darwin en las islas (cucuves, pinzones, tortugas gigantes e iguanas marinas, entre otros), fueron claves para enunciar la teoría de la evolución.

Cada especie del pinzón de Darwin presenta diferente tamaño y forma en el pico, según se haya adaptado a diferentes fuentes de alimento (frutas, insectos, semillas,...).

En 1979, las Islas Gálapagos fueron declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad  y Reserva de la Biosfera en 1985. Y así queda patente (o debería quedar) en cada paso que se da cuando se visitan (ya que su principal fuente de ingresos es el turismo).

La Isla Darwin, situada al noroeste del archipiélago. El Arco de Darwin y las pocas rocas que aflora sobre el mar (no es posible desembarcar en ella), son los restos aéreos de un volcán sumergido extinto. En sus aguas nadan abundantes tiburones de las especies martillo, blanco, punta negra y galápagos.