jueves, 30 de abril de 2020

Viaje a Cartagena de Indias IV: Castillo de San Felipe de Barajas (26/11/2017)

Uno de los días de la visita a Cartagena de Indias, lo dedicamos a recorrer parte del barrio de Getsemaní (antiguamente llamado Jinjimani), de camino al Castillo de San Felipe de Barajas.

 Recorrido del día, en negro, y recorridos anteriores, en gris.

En tiempos una isla, Getsemaní fue el barrio popular, en el que vivían las clases más humildes, separado de la parte antigua-noble de Cartagena (aunque ambas islas estaban amuralladas). Las dos se unían mediante el acceso llamado "Boca del Puente", donde se encuentra la Torre o Puerta del Reloj (ver entrada en la que se habla de este monumento).

 En este mapa de 1735 pueden apreciarse las dos islas y el brazo que las unía

 El mismo mapa de 1735, orientado como el primer mapa moderno, indicando el mismo recorrido.

Las calles de este barrio son de casitas bajas, humildes y coloridas, con frecuencia adornadas por grafitis, que ocupan puertas e incluyen ventanas.

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias

La plaza de la Santísima Trinidad (31) es el centro de este barrio, cuya iglesia fue erigida para la población del lugar, para el que la iglesias de la parte "noble" de Cartagena, no quedaban tan cercanas:

 La iglesia de la Santísima Trinidad (31) se empezó a construir a mediados del siglo XVII, y se acabó de construir a principios del siglo XVIII. 
Su única torre es una réplica de la Iglesia de Santo Domingo en la ciudad amurallada (ver entrada II).

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias
Esculturas dedicadas a la población de Getsemaní que se levantó en pro de la independencia de la ciudad, en 1811.

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias
Placa en honor a Pedro Romero (artesano del barrio que encabezó las movilizaciones) y a los héroes de Getsemaní por la independencia de la ciudad el 11 de noviembre de 1811.

Hoy sigue siendo un barrio de aspecto antiguo, popular y colorido (nada que ver con la parte moderna, extramuros, de la Cartagena de los rascacielos).

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias

En la plazoleta del pozo (32), donde está el pozo que le da nombre y más esculturas de metal del escultor local Edgardo Carmona:

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias

Casas posiblemente más parecidas a las que se levantaron originalmente en este barrio, aún pueden encontrarse. Esta el la tienda "las tablitas", en la calle de las Chancletas (33):

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias

Todo el lateral este de Getsemaní es parte de la muralla defensiva, desde la que llegados al baluarte de Santiago (34), puede divisarse el Castillo o Fuerte de San Felipe de Barajas (35).

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias

Barrio Getsemaní, Cartagena de Indias
(situado en el cerro de San Lázaro) desde el baluarte de Santiago en Getsemaní (en la avenida Pedregal).

El Castillo de San Felipe de Barajas (35) es solo una parte (muy importante) del escenario total que fue toda la bahía de Cartagena, en la batalla que se libró en 1741 entre el, entonces, imperio español, y la pujante Inglaterra.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Elevado cuarenta metros sobre el nivel del mar (lo que permitía dominar la vigilancia de bahía), este fuerte que se empezó a construir a mediados del siglo XVI, ha sido testigo de numerosas incursiones de piratas que intentaron apoderarse de la ciudad o extorsionar a sus habitantes.

En 1741, ya hacía más de doscientos años que España y Portugal se habían repartido (o habían separado para no entrar en conflicto) el derecho a explorar y explotar el mundo por conocer, mediante el Tratado de Tordesillas (1494), con el consentimiento del Papa. Mientras, las otras naciones del viejo continente miraban atónitas como se les había robado una merienda que prácticamente no se habían molestado en preguntarse si acaso existía. 

Barrio de Getsemaní, Cartagena de IndiasPara llegar al Castillo o Fuerte de San Felipe de Barajas hay que cruzar un puente desde el que estas son las vistas hacia el sur (modernos rascacielos de Bocagrande).

En esos más de doscientos años para "cocer" el asunto, Inglaterra, Holanda, Francia... habían decidido pasar al "rapiñaje" más furibundo. Viendo que ya no les quedaban más islas que anexionarse (Jamaica, e islas de las Antillas Menores... habían sido expoliadas como se pudo de todo el rosario de islas del caribe que España no pudo controlar, al ir a la búsqueda y exploración del enorme continente americano). Escupiendo sobre el tratado que les había dejado al margen, dichos países pasaron al picoteo (tirando de carne) que suponía hundir y atacar barcos, puertos, islas, ciudades y todo lo que se pudisiera a tiro y debilitara a uno de esos abusones que les había dejado sin esa merienda (de la que ni se habían planteado la existencia).

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
 Estatua de Blas de Lezo, en la esquina suroeste de la explanada que rodea al Castillo de San Felipe de Barajas.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Emilio Laíz de Campos (1917-1983) escultor madrileño, realizó la estatua de Blas de Lezo.

Así que igual que el aún no aclarado hundimiento del barco USS Maine fue la excusa perfecta para que EEUU declara la guerra a España en 1898, la excusa que encontraron los ingleses del XVIII, para dirigirse con aviesos ánimos a la joya que para entonces era Cartagena de Indias para España, fue "la oreja de Jenkins". Aunque al conjunto de encontronazos bélicos entre 1739 y 1748, entre España e Inglaterra a cuenta de "la oreja", se le llamó, más decorosamente, la Guerra del Asiento.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
La estatua del héroe de la batalla, tiene en el pedestal reproducciones de algunas de las medallas (sengún algunas fuentes, 39 modelos) que los ingleses acuñaron para celebrar la batalla que aún no habían ganado.

Según varios historiadores el hecho aún no probado, pero que los ingleses esgrimieron en su parlamento (como casus belli o motivo de conflicto) es que el capitán de navío contrabandista inglés Rebecca, llamado Robert Jenkins, fue apresado frente a las costas de Florida, por el guardacostas español La Isabela, capitaleado por el español Julio León Fandiño en 1731.  

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
 Una cara de esas medallas, que dice "Los verdaderos héroes británicos tomaron Cartagena", Abril 1741. 
Y en el lugar en donde está representada Cartagena se indica "Don Blass" (tremenda la fijación que Edward Vernon tenía con Blas de Lezo).

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias

Según dicen, que dicen, que dijo Jenkins, en la queja enviada al rey de Inglaterra Jorge II: Fandiño le ató al mastil del Rebecca, le cortó la oreja y le dijo "Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré, si a lo mismo se atreve". Al principio, los propios ingleses, no le hicieron mucho caso, pero hacia 1738, con la oreja en un bote, y depués de hacer campaña para enervar los ánimos, Jenkins llegó al parlamento inglés, a la cámara de los comunes, donde con su historia dramatizada, y dándole ese carácter de amenaza directa a su graciosa majestad el rey, dio la excusa perfecta a los ingleses para escalar sus ofensivas contra España. 

Dibujo satírico de 1738 que muestra al primer ministro Walpole desmayándose cuando Jenkins le muestra su oreja cortada (ay, qué buena sopa para el rey hubiera hecho).

El más furibundo defensor de la validez de la ofensa, y de la necesidad de vengarla, fue Edward Vernon (1684-1757), oficial de la marina inglesa (y parlamentario durante las "diatribas de la oreja"), que consiguió financiar y capitanear una flota que empezó a armarse antes de declarar la guerra a España, lo que deja claro que sus intenciones solo necesitaban encontrar una excusa. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
En la otra cara de la medalla se representa a Blas de Lezo arrodillado ante Vernon (cosa complicada por la pata de palo de Lezo) y se dice "el orgullo español derribado por el almirante Vernon".

Los ingleses planificaron atacar los intereses de España en la zona central de su nuevo terrirorio de influencia. Atacando tres importantes enclaves (Portobelo en Panamá, La Guaira en Venezuela y Cartagena de Indias en Colombia), conseguirían apoderarse de esos estratégicos puertos, destruir la flota que España movía por aguas del Caribe y quedarse con las remesas anuales de materiales preciosos almacenadas y a punto de embarcar. De esa forma abrirían una cuña de ocupación en mitad de las tierras que España dominaba, y que podrían ir expandiendo progresivamente hacia el norte y el sur de islas y continente.

 Vista general del Fuerte de San felipe de Barajas.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias

Aunque ya habían perpetrado algunos ataques en la Habana y La Guaira (antes incluso de que la declaración de guerra llegase al rey de España), los ingleses capitaneados por Vernon comenzaron su ofensiva con la captura durante una semana de Portobelo en Panamá (1739), plaza menor, con escasa defensa, en donde sabían que apenas encontrarían resistencia. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Vistas de Cartagena mientras se asciende por los accesos del castillo (pueden distinguirse las cúpulas y torres de algunas iglesias y catedral). 
¡Tremendo calor!

Esto dio lugar a un famoso cruce de misivas con el entonces comandante general de Cartagena de Indias, Blas de Lezo:
Misiva de Edward Vernon (fechada en Portobelo, 27 de noviembre de 1739): "...es preciso asegurar a Vuestra Excelencia que la defensa que se hizo aquí, era por el Comandante y por los de debajo de su mando, no pareciendo en los demás ánimo para hacer cualquiera defensa..." 

Respuesta de Blas de Lezo (fechada en Cartagena de Indias, 27 Diciembre de 1739): "... puedo asegurar a Vuestra Excelencia que si me hubiera hallado en Portobelo para impedírselo, y si las cosas hubieran ido a mi satisfacción, aún para buscarle en otra cualquiera parte, persuadiéndome que el ánimo que le faltó a los de Portobelo, me hubiera sobrado para contener su cobardía"
Esta primera victoria (Batalla de Portobelo) fue muy jaleada por Inglaterra, convirtiendo a Vernon en héroe nacional, acuñando monedas conmemorativas de su hazaña, y dando nombre en Londres a la que luego sería conocida como la famosa avenida Portobello Road.

 Cartel de la famosa calle londinense.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Vistas de Cartagena y Bocagrande mientras se asciende por los accesos del castillo.

En Cartagena de Indias, se hallaba destinado como comandante general (desde 1737), Blas de Lezo y Olavarrieta (1689-1742), vasco que militaba en la marina desde los doce años (era el tercero de ocho hermanos y el mayorazgo le obligó a tomar la carrera militar), y al que diversas heridas de guerra habían dejado un poco maltrecho:
- cojo/rengo (de la pierna izquierda que hubo que amputarle por debajo de la rodilla y sin anestesia, a los 14 años, en la batalla por la sucesión de la corona española de Vélez-Málaga entre franceses y españoles contra ingleses entre los que por cierto luchaba Edward Vernon),  
- sin visión en el ojo izquierdo, con diez y ocho años, la esquirla de piedra saltada por un cañonazo en el asedio de Tolón en Francia (también estaba Edward Vernon entre los ingleses del lado contrario), 
- y manco a los ventiséis años, cuando recibió un balazo en el antebrazo derecho por el que perdió la movilidad en el hombro (durante el asedio de Barcelona en la Guerra de sucesión española).
Todas estas lesiones (¡qué cara le salió la Guerra de sucesión española a don Blas!) que seguramente le provocaron dolores de por vida, y la lucha desgastante que en aquel momento debía ser enfrentarse contra todos los elementos y sin demasiados apoyos o ayudas (fue destinado en la escuadra de los Mares del Sur, para la defensa contra piratas y corsarios de las costas de todos los territorios de Sudamérica, para los que contó con apenas cinco barcos de desguace), debieron conferir a Blas de Lezo un carácter poco dulce y afable.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Panorámica de la Cartagena antigua y la moderna Bocagrande desde los acceso del castillo.

Por otro lado, se hallaba el navarro Sebastián de Eslava y Lazaga (1785-1759), que había sido ministro de Fernando VI, caballero de la Orden de Santiago y comendador de la Orden de Calatrava. Eslava fue el virrey "restablecido" de Nueva Granada, por el primer rey Borbón, Felipe V, en 1739, ya que este virreinato (1717-1723) se había eliminado por sus elevados costes. El motivo del restablecimiento del virreinato fue la imposibilidad de defender estas tierras más próximas al Caribe, de los ataques de piratas desde la lejanía del virreinato del Perú (del que habían pasado a depender los territorios de Nueva Granada). Aunque su destino como virrey, era en (Santa Fe de) Bogotá, decició trasladar su estancia a Cartagena de Indias, a sabiendas que este era uno de los principales objetivos de piratas y corsarios.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Mapa del Castillo, con la situación de las baterías, el aljibe, el hospital, los polvorines y el bonete (el punto más alto para la vigilancia).

Antes de que los ingleses llegaran a Cartagena de Indias (los españoles contaban con un servicio de espionaje que funcionó bien en esta guerra y con información desde Jamaica, que les había adelantado los planes de Vernon), Lezo (sobre todo) y Eslava se habían dedicado a reforzar las defensas (murallas, bastiones, baluartes, fortalezas) de la ciudad, a hacer acopio y reparación de pertrechos y materiales (muchos cañones no funcionaban, faltaba pólvora, fusiles, balas, municiones), y a preparar un plan de defensa. Y es que con potencial militar y humano, apenas contaban: unos 3000 hombres (entre tropa regular, 600 marineros, y 600 indios flecheros traídos del inteior) y seis navios con 400 cañones. 

 Ascendiendo a la parte más alta (o bonete) del castillo.

Del lado inglés, Vernon arribó las costas de Cartagena con un contigente tan grande o mayor que la armada que envió Felipe II a Inglaterra en 1588. Una "armada invencible" de unas 185 naves con 2000 cañones, y unos 30000 hombres, entre marinos, soldados, esclavos macheteros, y colonos provenientes de Norteamérica, como Lawrence Washington (1718-1752), hermanastro del futuro primer presidente de Estados Unidos, George Washington (1732-1799).

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
 Vistas de Cartagena (hacia el oeste) desde los puestos de vigilancia del bonete.

Así que la proporción de las fuerzas era más o menos esta: había un barco cartagenero por cada treinta barcos ingleses, y uno defensor cartagenero, por cada diez atacantes ingleses.

Vernon y Lezo ya se habían enfrentado varias veces antes:
- 37 años antes, en la batalla de Vélez-Málaga por la sucesión de la corona española entre franceses y españoles, contra ingleses, en 1704. Entonces, Blas de Lezo tenía 14 años (las heridas de la batalla hicieron que su pierna izquierda tuviera que ser amputada) y Vernon, 19. 
- En 1706, en otro episodio de la Guerra de sucesión española, en el sitio de Barcelona, donde Lezo cargó los cañones con casquetes de material incendiario que provocaron graves daños en los barcos ingleses en los que iba Vernon
- Y en el asedio de Tolón (1707) en Francia, con Lezo en la defensa del castillo de Santa Catalina, y Vernon como capitán de la fragata Rye de 32 cañones. En esta ocasión Lezo, de 18 años, perdió la visión del ojo izquierdo, al saltarle una esquirla de piedra proveniente de un cañonazo en la muralla de la del castillo (conservó el globo ocular, pero los párpados acabaron cerrándosele).
Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Vistas hacia el este, desde el bonete del Castillo. Obsérvese el grosor de todos los muros (y eso que estos son los más altos del castillo) y la construcción en rampa de sus paredes externas (lo que los hacía más eficaces para repeler y minimizar los efectos de los disparos de cañón).

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias

La batalla o sitio de Cartena de Indias empezó un 13 de marzo de 1741, aunque Vernon ya habían hecho dos "visitas" previas a la ciudad durante el año anterior. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
 Vistas hacia el norte (batería de La Cruz y batería de San Carlos y los Apóstoles). Se observa perfectamente la construcción piramidal o en rampa de los gruesos muros.

Eslava y Lezo, ambos grandes estrategas y militares en sus ámbitos, tuvieron fortísimas personalidades que chocaron a los largo del tiempo que duró la contienda (y la preparación de la misma). Afortunadamente el objetivo de ambos acabó siendo el mismo: la salvaguarda de la ciudad y la derrota del inglés

Vista general de la bahía de Caratagena y de los lugares de contienda.

El 13 de marzo, desde Caratagena pudo verse en el horizonte, la llegada de unos 180 barcos. La imagen debió ser sobrecogedora. En la Boquilla (al norte) se habían dispuesto algunas tropas que impidieran posibles desembarcos, pero era una zona de cienagas y difícil acceso para las tropas inglesas a pie. 

La ciudad no podía ser abordada directamente, pues estaba amurallada y protegida por cañones en los bastiones que dan al mar, hacia el oeste (así se dispuso desde que el ataque de Francis Drake se realizó por este flanco en 1586). 

De los dos accesos por mar posibles a la bahía de Cartagena, una de las entradas, Bocagrande, se hallaba cerrada mediante una escollera que impedía el acceso de los barcos. En el otro acceso posible, Bocachica, se dispusieron cañones en los fuertes que lo flanqueaban a cada lado y una gran cadena que se tensaba para obstaculizar el acceso de los barcos enemigos. 
Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias  
En ese lugar, en Bocachica, tuvo lugar el grueso de la batalla hasta el 5 de abril. Casi tres semanas estuvieron los ingleses bombardeando desde sus barcos, a razón de más de 60 cañonazos a la hora, la fortaleza o castillo de San Luis. Y esos mismos días estuvieron los cartageneros resistiendo enconadamente tamaña lluvia de bombas. Según anotó el propio Blas de Lezo en su diario, 18.000 cañonazos y más de 6.000 bombas fueron lanzadas contra el castillo de San Luis de Bocachica, cuando finalmente hubo de ser abandonado por las tropas cartageneras.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias

En la huida, los catageneros  trataron de hundir cuatro de los seis barcos de los que disponían para intentar cerrar el acceso a la bahía que hasta entonces habían controlado mediante la cadena y el fuego que podían lanzar desde el castillo de San Luis. Pero los barcos incendiados, no se hundieron en los lugares adecuados para impedir ese acceso. Incluso el buque insignia de Lezo, el Galicia, no llegó a hundirse, y fue apresado por los ingleses.


Pero para entonces los cartageneros también habían hecho mucho daño a la escuadra inglesa. Habían hecho consumir a los atacantes tres semanas de provisiones y municiones, muchas vidas y varios barcos.



Lezo había ideado unir dos proyectiles de cañón mediante una cadena, y calzar los cañones mediante cuñas. Con ello conseguía mayor alcance de los disparos y si estos se dirigían hacia las velas de los navíos ingleses, provocaban enormes daños en velas y mástiles, desarbolándolos y dejándolos inservibles para la navegación.

 Municiones navales como las utilizadas por Blas de Lezo para desarbolar y causar danos en el velamen de los barcos ingleses.

Casi al final de esas tres primeras semanas de ataques, tanto Lezo como Eslava habían sido heridos por las astillas que había provocado un cañonazo en uno de los navíos en el que estaban reunidos. 

Además se perdieron 300 vidas, cuatro navíos, las fortalezas de la zona, y la primera línea de defensa. Los cartageneros heridos fueron llevados a ser atendidos en las iglesias y conventos de la ciudad. 

Se cree que los ingleses habían perdido unas 1500 vidas y tenían unos diez barcos muy dañados. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
La plataforma a los pies de esta foto es la batería de San Lázaro.

Los cartageneros se replegaron hacia el siguiente estrechamiento en la bahía, entre Castillo Grande y Manzanillo. Ahí, Blas de Lezo propuso pelear cada palmo, desde los dos barcos que les quedaban, impidiendo el paso de los ingleses y haciendo que el tiempo pasara. Lezo sabía que cada día que los foráneos dedicaban a socavar las líneas cartageneras, era un día en el que consumirían más municiones, y lo que es más importante, más alimentos (que empezarían a escasearles), mucho más los frescos (escorbuto) y el agua. Que las enfermedades que siempre trasladaban los barcos (como el cólera) empezarían a hacer mella, más las que allí pudieran encontrarse, por los mosquitos (fiebre amarilla), el calor, y las lluvias que pronto empezarían a llegar. Por no hablar de las diferencias que surgirían entre Vernon y sus mandos. 

Pero el virrey Eslava no estuvo deacuerdo. Quitó atribuciones a Lezo en consejo de guerrra, y obligó a hundir los dos únicos barcos que quedaban sin lucha alguna, cosa que Lezo (que jamás perdió nunca una batalla) no pudo soportar. Además, los barcos, debido a las corrientes, no se hundieron en el lugar adecuado, por lo que dejaron paso expedito a los ingleses hacia la ciudad amurallada. Aún así las fortalezas del estrechamiento interior de la bahía, como Manzanillo, opusieron feroz resistencia a los ingleses que se obstinaban en doblegarlas sin éxito (dedicando mucho tiempo a ello). 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
  Batería de San Lázaro y aljibe.

Hundidos los últimos barcos cartageneros, y con los ingleses entretenidos en las fortalezas de Castillo Grande y Manzanillo, los cartageneros se reorganizan reforzando la posible zona de desembarco de la Boquilla, las murallas de la ciudad y organizando piquetes a lo largo del terreno por el que los ingleses iban a avanzar hacia el Castillo de San Felipe

Se trata de  resistir cada palmo. Ayudar a que el tiempo pase, y con él lleguen el hambre, la enfermedad y las lluvias. En el Castillo de San Felipe se refuerzan muros, se escavan más profundos los fosos (eso evitará que las escaleras portadas por los ingleses, lleguen a lo alto de los muros), se desbrozan los alrededores para impedir parapetos al enemigo y se realizan trincheras en forma de zigzag que permitan realizar fuegos cruzados sobre el enemigo. Blas de Lezo supervisa personalmente todas estas mejoras. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
 Vista desde el castillo de la explanada en la que se encuentra la estatua de Blas de Lezo.

Los ingleses dembarcan en la zona del Manzanillo. Mientras tanto los cartageneros realizan una guerra de guerrillas en el terrero que recorren los ingleses hacia el Castillo de San Felipe. Esto mina la moral de las tropas inglesas, metidas en un lodazal (han llegado las lluvias) repleto de mosquitos. 

El día 18 de abril, los ingleses enviaron una propuesta de paz a los cartageneros concediéndoles libertad para practicar la fe católica y el derecho a comerciar con Inglaterra, siempre que se sometieran al vasallaje del rey inglés. No fue aceptada. 

Los ingleses consiguen penosamente ubicar sus cañones (terreno irregular y anegado por las lluvias) para someter al Castillo de San Felipe a un bombardeo continuo, día y noche, día y noche. Pero ya llevan más de un mes batallando y la moral de los cartageneros no parece decaer. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
 Detalle de la inscripción en la espadaña.

El día 19 de abril, Vernon, convencido de su victoria, envía una corbeta a Gran Bretaña, con dos prisioneros españoles y el estandarte del buque insignia de Lezo, el Galicia, dando por ganada una batalla que aún no había luchado hasta el final. La noticia llegó a inglaterra un 17 de mayo, hubo fiestas, albricias, repique de campanas, salvas de honor, fuegos artificiales, borracheras, mapas de recuerdo y (hasta 39 modelos de) medallas conmemorativas, en las que se representó a Blas de Lezo postrado (cosa que imposibilitaba su pata de palo) ante Vernon

Pero el cólera que los ingleses traían en sus barcos ya había enfermado a muchos de ellos. Los días pasaban, la falta de víveres, de agua fresca, de alimentos frescos (escorbuto), la humedad, el terreno pantanoso y los mosquitos, les traen la fiebre amarilla o vómito negro. Los cadáveres que les rodean y no tienen tiempo de enterrar les producen tifus. Las peleas entre los mandos ingleses se hacen más frecuentes. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
 Vista del bonete desde la batería de la Cruz.
Impresionantes los muros de esta foratleza.

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
De repente,  aparecen dos desertores del bando cartagenero que dan información a los ingleses sobre los puntos débiles del Castillo de San Felipe, sobre la cantidad de alimentos, la munición disponible y el estado de las tropas. 

Pero esos desertores son falsos, son una estratagema de Blas de Lezo para llevar a los ingleses a los flancos del castillo desde los que más daño puede hacérseles. Y así ocurre. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias

El 20 de abril, a las 3h de la noche, los ingleses atacan el castillo, por donde los "supuestos desertores" les han informado. Avanzan 3200 ingleses (y 800 de reserva). En el castillo hay 300 cartageneros y 600 más en las trincheras. Los ingleses que luchan con ese terreno pantanoso y luego irregular, llegan al amanecer al castillo (adios factor sorpresa) y son conducidos a las zonas más difíciles y escarpadas. La nueva profundidad de los fosos hace que sus escalas no lleguen a lo alto de los muros. Los "desertores" cartageneros se escapan, y los ingleses quedan desorientados y perdidos en quebradas bajo las que sufren toda la ira del fuego que viene del castillo. En otro flanco, los ingleses sufren el bombardeo de las baterías cartageneras que, aún con poca luz, han ensayado la dirección de los disparos. Cae el coronel inglés Grant que aludiendo a los "falsos desertores" y a la dirección de Vernon, dice: "el general debería ahorcar a los guías, y el rey al general". Se produce un escabeche inglés (podrían haber muerto unos 1000 atacantes ingleses). 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
El desencuentro entre milicia inglesa y Vernon se hace más profundo. Vernon no quiere dar soporte de cañones desde sus barcos al ataque inglés por tierra al castillo, porque tendría que conducir sus buques por canales estrechos quedando expuestos a los cañones de las murallas de la ciudad (además, los cañonazos desde los barcos no llegarían al castillo). Y ya ha perdido muchos barcos. Que no quería despeinarse, vamos. 

 Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias

Los españoles solicitan una parada para realizar una oración. Los inlgeses flipan, pero acceden. Vuelta a la carga. Los ingleses añaden sus 800 hombres de refresco. Atacan por la zona sur donde están las trincheras cartageneras. Son horas y horas y horas de lucha que minan la moral de los ingleses que tienen muchas bajas. Del lado cartagenero se realiza un movimiento inesperado: se abren las puertas para que 200 marineros que luchaban en el interior del castilllo, salgan a golpe de fusil y bayoneta. Cargan con todo, incluso con machetes. Parecen poseidos. Los ingleses, atónitos, son barridos e inician una huida desordenada perseguidos por los locos del castillo. El final de ese día 20 dejó un espectáculo dantesco de muertos y heridos alrededor del castillo. Alrededor de 2500 de ellos eran ingleses. 

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias Detalle escrito en la garita (año de 1762).

Al día siguiente hay pequeños enfrentamientos, pero los ingleses están completamente hundidos. En las filas inglesas hay rebeliones y 50 hombres son ajusticiados por sedición (se niegan a continuar los ataques). Además hay desertores de las filas inglesas que informan a los cartageneros que los ingleses están plegando su artillería.  

Vernon culpa de la derrota a sus mandos, que le indican que nuevos ataques solo provocaran la deserción de más ingleses que ven imposible el sometimiento del castillo y la ciudad. 

Repleto de ira Vernon intenta una nueva humillación lanzando lo que quedaba del buque insignia de Lezo, el Galicia, a los canales de Cartagena, para bombardear las murallas e intentar infligir algún daño más. Pero el barco se incendia y movido por las corrientes hace arder otras embarcaciones y material de los ingleses, además de causarles otras 72 bajas más. 

 Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
  Túneles del castillo.

El 30 de abril se produce un canje de prisioneros. Los ingleses utilizan los siguientes veinte días para retirarse mientras intentan destruir todo lo queda a su paso. En esos días, en las filas inglesas mueren (por heridas o enfermedades) entre 25 y 30 hombres al día, que son arrojados por las cubiertas contaminado las aguas. Antes de marcharse definitivamente, los ingleses tienen que quemar algunos de sus barcos pues no tienen hombres suficientes para maniobrarlos en su retirada hacia Jamaica.  
En su retirada, Vernon envía una carta a Blas de Lezo: "Hemos decidido retirarnos, pero para volver pronto a esta plaza, después de reforzarnos en Jamaica"

A lo que Lezo responde: "Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta solo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una consquista que no pueden conseguir".
Vernon se marchó de Cartagena maldiciendo a Lezo, como seguramente ya había hecho en varias de las ocasiones anteriores en las que se enfrentó a él, asombrado ante la inteligencia y resiliencia del marino vasco.

Blas de Lezo escribió al virrey Eslava su alivio por haber librado a la ciudad de "estos incovenientes" (eso sí que era flema inglesa), y sus preocipaciones por el futuro de la ciudad que había quedado tan dañada. 

 Vicealmirante Blas de Lezo y Olavarrieta con su escudo de armas en la esquina superior izquierda.

Los ingleses regresaron a Jamaica con 50 barcos menos, algunos en estado calamitoso y convertidos en hospitales. Más hombres mueren durante el viaje, hay rebeliones y faltan marineros para manejar los barcos que quedan.  

Vernon regresó a Cartagena al año siguiente, 1742, pero solo para echar un vistazo, consatando que las murallas habían sido reparadas, y que Eslava seguía en la ciudad. Decidió pasar de largo.

 Almirante de la Royal Navy Edward Vernon.

En Inglaterra, el desastre, la estrepitosa derrota, fue ocultada y sepultada para la historia. Las voces disidentes acalladas, los testimonios displicentes destruidos. Y aún todavía pasan de puntillas sobre el episodio, resumiéndolo en pocas líneas y disfrazándolo de lagarterana.

Sin duda, un resultado disinto hubiera cambiado radicalmente la Historia. No en vano, Cartagena era llamada "la llave de las Indias".

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Increíblemente, el Castillo, reformado muchas veces a lo largo del tiempo, se hallaba en estado de completo abandono a principios del siglo XIX. Tanto que en la cima del cerro de San Lázaro, era indistinguible de la maleza y vegetación que lo cubría. Simplemente, no se sabía ni que estaba. 

Ya en Inglaterra, Vernon es apartado de la Royal Navy en 1746, muere en situación acomodada en 1757 y un sobrino suyo consigue que sea enterrado, como un héroe, en la abadía de Westmister ,donde en su epitafio se dice "sometió Charges, y en Cartagena conquistó hasta donde la fuerza naval pudo llevar la victoria" (lo que hay que aguantar; echando la culpa a la milicia, hasta después de muerto).

Castillo de San Felipe de Barajas, Cartagena de Indias
Último vistazo al Castillo con la estatua de Lezo como custodio.

En Cartagena quedó un reguero de destrucción y cadáveres que hizo enfermar a muchos de los habitantes que quedaban, entre ellos al propio Blas de Lezo que falleció, posiblemente de tifus, unos meses mas tarde (el 7 de septiembre de 1741). Fue enterrado sin honores (sus desavenencias con el virrey habían llegado a ese punto), en algún lugar desconocido de la ciudad, pero posiblemente próximo al punto 5 del mapa (convento de San Francisco). Posiblemente en la que era la Iglesia de la Veracruz (o Iglesia de la Tercera Orden), en el humilde barrio de Getsemaní. 

Parece que en los ultimos años se están haciendo estudios para encontrar su sepultura (con unas lesiones tan características debería ser posible, si están, identificar sus restos). 

Lo único que Eslava deseó era que una inscripción recordara la batalla en las murallas de la ciudad.

La que fue Iglesia de la Veracruz (o Iglesia de la Tercera Orden), cerca del Convento de San Francisco (5) en el barrio de Getsemaní. 
Hace años, dejó de ser iglesia para convertirse en una sala de teatro/cine.

Al final de la batalla, el virrey Eslava envió una misiva al rey de España, detallando lo que él consideraba disidencias e insubordinaciones de Blas de Lezo. El rey concedió a Eslava el marquesado de la Real Defensa. A Lezo le relevó de todos sus cargos, pero nunca llegó a saberlo, porque para cuando las órdenes fueron y regresaron a Cartagena, ya había muerto.


Pero Lezo que ya había tenido malas experiencias con sus superiores, llevó un diario durante la batalla de Cartagena. Diario que pudo enviar a España (zafándose de Eslava), y con el que su hijo pudo documentar ante el siguiente rey (para entonces Carlos III había sucedido a Felipe V) su punto de vista sobre los hechos. El rey que pudo así constatar una vida completa de dedicación al servicio de la marina (sin una sola derrota) y que su participación en la batalla de Cartagena fue decisiva para la victora, concedió el marquesado de Ovieco a su hijo Blas Fernando de Lezo y Pacheco.  
Vernon tiene una sepultura en Westmister. 
A Blas de Lezo se le dedicó un sello y algunas estatuas. 

Al menos, consiguió su placa:

Cartagena de Indias

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* Para todo aquel que quiera saber más sobre la Guerra del Asiento, Blas de Lezo, Sebastián de Eslava, Edward Vernon o la Batalla de Cartagena, recomiendo encarecidamente la consulta de la página https://singladuras.jimdofree.com, y en concreto la lectura de https://singladuras.jimdofree.com/la-guerra-del-asiento que con su narración, fotografías, mapas e ilustraciones da una completísima visión de este episodio de la Histioria y sus protagonistas.

**Enlace al documental sonoro de Radio Nacional de España, sobre la vida de Blas de Lezo, centrada en el Sitio de Caratgena de Indias.