La mina San José, o mina "de los 33", es ese yacimiento minero en el que quedaron atrapados treinta y tres trabajadores, entre el 5 de agosto y el 13 de octubre de 2010.
Este era el lugar que tuvo al mundo pendiente del rescate en aquellos días, e íbamos a vsitar en esta jornada:
El viaje en esta ocasión atravesaba las tierras más áridas del desierto.
Aunque en los primeros kilómetros se dejaban a los lados de la
carretera, los viñedos productores de uva que, últimamente están
diversificando la economía de esta región, tradicionalmente casi exclusivamente minera.
Pronto, aparecen las indicaciones de la famosa mina en la ruta:
En determinadas zonas, los colores del desierto son espectaculares. Se crean dunas de preciosas tonalidades ocres que invitan a pararse a contemplar esa inmensidad de arena:
Durante el trayecto, en mitad de la nada, apareció un sillón (¿?).
"He visto cosas que no creeríais... aunque todos esos momentos se perderán,... en el tiempo,... como lágrimas en la lluvia" (esa fase de la película Blade Runner de la que me acuerdo tantas veces, como en esta ocasión).
El yacimiento de la mina San José
como tal, comenzó a explotarse a mediados del siglo XIX para la
extracción de plata. Hacia 1850 era una de las minas más productivas de
la zona, obteniéndose de ella entre 80 y 60 kilos de plata al año. La
mina, que tuvo diversos accidentes aislados a lo largo de los años,
estuvo parada entre 2007 y 2008, años en los que se estuvieron "revisando" sus
condiciones de seguridad de acuerdo a la reglamentación del momento (una de esas condiciones de seguridad incluía una vía de escape por una chimenea de ventilación que realmente nunca fue terminada o equipada completamente).
En
los últimos tiempos la producción del yacimiento había cambiado hacia la extracción de oro y cobre.
Ya casí llegando, hay un desvío de la carretera C-351 que lleva a la mina.
Actualmente no hay actividad minera en el lugar. En las proximidades a la boca de la mina, durante aquellos más de dos meses, llegó a establecerse una pequeña población provisional o campamento para los familiares de los mineros y los equipos de rescate.
Hoy queda un pequeño museo plagado de fotos, recuerdos, objetos y esquemas del rescate.
Vista general del exterior de la mina y sus alrededores.
Panel en el que se cuenta la situacion de los distintos hitos y luegares a lo largo del rescate.
Esquema del campamento de operativos y familiares que llegó a establecerse en el exterior de la mina.
Los nombres y fotos de "los 33". Arriba "Estamos bien en el hogar los 33", en alusión al primer mensaje que pudieron hacer llegar al exterior.
Esquema de los sinuosos túneles de la mina, la zona de derrube y los tres sondeos o planes (A, B y C) que se planearon para el rescate. Curiosamente prosperó el B, el único que atravesaba la zona de derrumbe.
Las maquinarias que se utilizarían en cada uno de los planes de rescate.
Parece que al día siguiente del accidente, se dio a conocer el suceso, y se iniciaron las labores de rescate. El día 7 de agosto se intentó la salida de los mineros a través del conducto de ventilación (que debería haber estado correctamente equipado como vía de escape). Pero la ausencia de un tramo de escalera que tendría que haber estado instalada, y un segundo derrumbe que taponó el conducto de ventilación, imposibilitaron esta vía (los rescatistas enviados en esa ocasión habían estado solo a 20 metros de los mineros, antes de que se produjera el derrumbe). Anulada esta vía, parece que el gobierno consideró cancelar el rescate de los mineros, dándolo por imposible. Las protestas de los familiares condujeron a hacer "algún esfuerzo más".
El 22 de agosto (diecisiete días después del accidente), la segunda perforación perpetrada consiguió llegar a un rampa situada a 20 metros del refugio donde estaban los mineros con vida, pero francamente desnutridos (se habían organizado para racionar la escasa comida y potabilizar agua). Los mineros marcaron con pintura roja la sonda, indicando que había vida ahí abajo. También pegaron a la sonda el famoso mensaje "Estamos bien en el refugio los 33", que no fue visto ni dado a conocer inmediatamente por los responsables del rescate.
A través de esa sonda se les pudo hacer llegar, de forma inmediata, agua, medicamentos y una cámara que permitiera ver el estado de los mineros.
Después de esto, se procedió a perforar la tierra para llegar a los mineros de tres formas distintas, denominadas planes A, B y C. De todos ellos, resultó exitoso el plan B que perforaba un tunel y posteriormente, lo ampliaba en anchura. Los cálculos del plan A, por ejemplo, demoraban entre tres y cuatro meses, y el plan C mucho más ambicioso (perforaba directamente con la anchura de la cápsula de rescate) podía plantear riesgos (por derrumbes) para el rescate.
La cápsula por la que los mineros viajarían a través del tunel perforado en el plan B, la llamada Fénix, Schamm 130 o S-130 (en cuyo diseño colaboró la NASA), es realmente pequeña y estrecha (53 centímetros de diámetro). Estuvimos junto a una reproducción de la misma y francamente había que mantener "la línea" de alimentación de los mineros, para que pudieran caber en ella.
Finalmente, el
13 de octubre, pudo procederse a sacar a los 33, en intervalos
aproximados de 40 minutos acompañados y guiados por seis rescatistas. La
operación final total duró 23 horas.
El éxito del rescate tuvo que ver con la perseverancia y el trabajo conjunto. Varios países ofrecieron sus conocimientos y tecnología, en una titánica tarea que no tenía precedentes.
En nuestra visita coincidimos además con un rescatista, que emocionado, visitaba el museo ese día.
Algunas flores del desierto en el paisaje minero.
Cuando
nosotros fuimos, uno de aquellos treinta y tres mineros, guiaba por el
lugar, recordando la experiencia, despertando la admiración de los que
se acercaban hasta aquí, intentando que no se olvide aquella hazaña y
explicando como, en un momento dado pudieron enviarles comunicaciones a
los alrededor de 700 metros bajo roca en que quedaron atrapados.
Desde esta otra sonda se les proporcionaba comida y otros enseres que pudieran caber en tan estrecho conducto:
En este otro lugar se realizó el sondeo más ancho, el que permitiría bajar y subir la cápsula Fénix, que finalmente trajo a los mineros de vuelta a la superficie (la cápsula que se ve es una reproducción, la original está en el museo de la capital Copiapó):
En el exterior, un monumento con treinta y tres banderas en la ladera, recuerda a los mineros en aquellos días inciertos:
Y una reproducción de la primera comunicación que los 33 pudieron enviar al exterior, firmado por el minero que realiza el recorrido, el rescatado número 11, Jorge Galleguillos:
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