Cada cierto tiempo, ¿quizá cada vez con más frecuencia?, o en todo caso siempre, con más o menos intensidad, se produce el milagro de la floración en el desierto chileno. Lo que por estas tierras llaman "el desierto florido". El desierto, es el de Atacama, que ocupa las regiones del norte de Chile: la XV Región de Arica y Parinacota, la I Región de Tarapacá, la II Región de Antofagasta, la III Región de Atacama, y el norte de la IV Región de Coquimbo (ver la entrada sobre "el lío de las regiones de Chile").
Fuente del archivo original Wikipedia: De
Karte: NordNordWest, Lizenz: Creative Commons by-sa-3.0 de, CC BY-SA
3.0 de, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=72018261
Fue a la III Región de Atacama a la que nos dirigimos. Desde el aeropuerto fuimos a nuestro alojamiento, al que le dedicamos un tiempo de fotos, porque construido con adobe, a la manera tradicional de estas tierras, con los colores del desierto, su decoración atacameña, y sus piletas (esas, no tan del desierto) daban ganas de quedarse (pero no hacía nada de calor, no).
Lo que los chilenos llaman "hot tub" (una tina de agua que calientan sumergiendo en ella directamente una estufa de metal alimentada por leña).
Cuando por fin conseguimos salir, nos encaminamos hacia la costa, hacia la población de Puerto Viejo y la Playa La Virgen. La cosa era recorrer aquello e ir buscando paisajes floridos.
La población de Puerto Viejo apareció tras una loma y su visión fue impactante. Casas muy humildes (sobre pilares para evitar las mareas), abigarradas junto a un playa que sustenta a esta población de pescadores, y eventuales veraneantes de poblaciones de alrededor.
Desde allí fuimos hacia donde "la (escasa) señalética" indicaba la Playa La Virgen. Y desde que dejamos el coche, andando hacia la playa, entre la arena, las flores ya comenzaban a verse:
Además podían encontrarse otros enseres abandonados:
Donde encontramos pedazos de esponjas de mar naturales:
Y más flores, en aquel paisaje de arena de playa-desierto, en el que el tsunami de 2011 fue bastante devastador:
Desde allí partimos por la carretera de la costa hacia el Parque Natural Llanos de Challe. Desde el asfalto se apreciaban los colores del tapiz de flores:
Y eso que circulábamos por pleno desierto costero:
De hecho, la arena llegaba a ocupar la carretera en algunos momentos:
El fenómeno del "desierto florido" ocurre cuando en estas zonas desérticas se producen lluvias en el otoño austral (abril-mayo) que consiguen activar las semillas que permanecen en estado latente en estos suelos yermos. La floración tiene entonces lugar en la primavera austral (septiembre y octubre, extendiéndose incluso hasta noviembre).
Ya en el Parque Natural Llanos de Challe.
Subiendo los riscos.
Flor "garra de león" (Bomarea ovallei), en peligro de extinción.
Cactus Copiapoa (Copiapoa)
Cactus con espinas inauditas.
Y más flores (Cistanthe longiscapa, moradas, junto a Angilia radiata de color rojizo anaranjado).
En el camino de regreso, tropezamos con la entrada a la mina "Los Colorados":
Que tiene este imponente aspecto vista desde satélite (parece que se extraen de ella 10'5 millones toneladas de hierro al año):
En la ruta 5 camino a Copiapó, algunos carteles indicadores:
Y los colores de las flores en las lomas del desierto:
Ya en plena ruta 5 camino a la población de Copiapó (capital de la región):
Copiapó es ciudad principal de esta tierra eminentemente minera (que últimamente ha tratado de diversificar su economía con una floreciente producción de uvas). Domina el valle del mismo nombre (valle de Copiapó) en el que se adentraron Diego de Almagro en 1535 (cuando cruzó la cordillera de los Andes desde Catamarca en la actual Argentina), y Pedro de Valdivia en 1540.
La población que existía antes de la llegada de los españoles bajo el nombre quechua o quizá aimara de "qupa-yapu", que podría significar "vega verde", "tierra verde", "montaña verde" (qupa significa verde azulado, turquesa; apu, montaña).
En 1744, la población fue "oficialmente fundada" el 8 de diciembre, como San Francisco de la Selva de Copiapó (o San Francisco de Copiapó de la Selva, que aún no está claro), por el gobernador José Antonio Manso de Velasco, gobernador de Chile (de 1737 a 1744), XXX virrey de Perú (1745-1761) y primer conde de la Superunda (ver entrada en la que se relata la gran presencia de ánimo que manifestó este personaje para reconstruir la ciudad de Lima después de un devastador terremoto en 1746, es decir, el porqué de este título).
No paramos mucho en esta ciudad de 151000 habitantes, a la que llegó el primer ferrocarril del país (ver entrada sobre el diorama que lo recuerda), que en el siglo XIX acogió a inmigrantes argentinos, españoles, italianos y libaneses, y que fue devastada por dos terremotos en 1918, 1922. Actualmente es una de las ciudades más importantes de Chile.
Diorama que recuerda la llegada del tren a la emergente región de Copiapó
por la explotación de minas de plata. El ferrocarril fue iniciativa de
un pionero nortemaericano llamado Guillermo Wheelwright, en 1849.
La ruta que seguimos ese día (400 kilómetros).
Ya en los caminos de tierra que nos llevaban al hotel:
Hacia frío de desierto. Se agradeció el fuego encendindo.
*Guía de flores de Llanos de Challe: https://issuu.com/mnhn_cl/docs/guia_flores_parque_nacional_llanos_
*Guía de cactus de Chile: https://issuu.com/terranoide/docs/cact__ceas_nativas_de_chile_-_gu__a
No hay comentarios:
Publicar un comentario