Para el último día de nuestra estancia en Galápagos, quedaba el que para mí había sido un innegociable en el recorrido por ls islas: el islote León dormido o Kicker Rock (17).
Se supone que este es uno de los mejores sitios para meter la cabeza bajo el agua y, con bastante probabilidad, ver tiburones martillo. Pero como los bichos son impredecibles, quiero que los lugares, merezcan ser visitados por su propia belleza, y no solo por si un animal u otro quieren o no aparecer. Y eso pasaba con el León dormido. Es solo una roca, pero bellísima (por lo menos para mí, que me encantan las piedras), en mitad del mar. Los últimos restos en pie de un antiguo volcán.
Llegamos al amanecer, cosa que agradecí en ese momento por las tonalidades que toma la roca, el agua y los reflejos.
Aproximación por el lado oeste de la roca.
La
hora del día (las 6 de la mañana), no me gustó tanto cuando hubo que
tirarse al agua. Relativamente lejos de la isla próxima más grande (San
Cristobal), este mar (que no es muy cálido) y las corrientes, no hacían
nada apetecible el baño mañanero.
La fractura más grande del islote, se recorre a nado de oeste a este, en nuestro caso haciendo snorkel. Y si no hay mucho que ver bajo el agua (puesto que es bastante profunda y por tanto oscura), se agradece sacar la cabeza fuera y ver las dos imponentes paredes que te rodean.
Vista este de Kicker Rock.
Pero antes de zambullirnos, rodeamos la isla un par de veces, lo que nos permitió contemplarla en todo su esplendor, con los cambios de colores que se producían con la luz del sol, y ver que en su superficie menos escarpada (al norte) está llena de vida: aves, cangrejos, iguanas y algún león marino.
Hacia el lado norte la isla es menos escarpada y hay vida en su superficie.
Reflejos en el agua (fresquita).
Detalles del islote y otras las grietas que lo fracturan.
Reflejos en el agua (fresquita).
Detalles del islote y otras las grietas que lo fracturan.
Después del paseo alrededor de lo que emerge sobre el agua de este antiguo volcán, llegó la (temprana) hora de aproximarse (más):
Y zambullirse:
Camino a ese cañón acuático que forman las paredes de roca:
La primera que nos recibió fue esta tortuga marina madrugadora:
Y luego todo fue un paseo marino a lo largo del hermoso jardín vertical que se forma en las paredes de la roca:
Maravillándonos con el paisaje exterior, al sacar al cabeza del agua:
El vídeo del momento:
Y así avanzábamos entre las paredes de roca:
Luego giramos hacia el lado este de la isla, y en la pared de roca contibuaba el musetrario de acuarelas marinas sobre la roca:
Y hacia el fondo, un azul cada vez menos oscuro pues el sol iba levantándose e iluminando cada vez más:
Nuestra última parada era la capital de la más cercana Isla San Cristobal, Puerto Baquerizo Moreno, desde donde tomaríamos un avión de vuelta al continente:
En un cartel sobre la fauna de las islas vimos al pez Luna o Mola mola, al que no vimos en nuestras inmersiones.
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