Al lado de poniente del Cerro Santa Lucía (separado de él por la Plaza Benjamín Vicuña Mackenna), se encuentra el edificio de la Biblioteca Nacional de Chile.
El subte más cercano es Santa Lucía.
La institución de la Biblioteca Nacional como tal, existe desde 1813, y su sede, ha ocupado disitntos lugares en la ciudad, hasta ubicarse en este edificio, cuya fachada principal asoma con sus imponentes columnas a la Alameda (Avenida Libertador Bernard O'Higgings), desde 1925.
La Biblioteca Nacional vista desde La Alameda con sus cúpulas metálicas y columnas de doble altura diseñadas por Cristián Gredig. Demolición del convento de Santa Clara, fotografía de 1914, para la construcción del edificio que albergaría la Biblioteca Nacional de Chile. La demolición del antiguo convento concluyó en 1913. Y en agosto de ese mismo año se inició la construcción del nuevo edificio. Las obras se inauguraron oficialmente ese mismo año (con presencia del presidente de la república Ramón Barros Luco), aunque su construcción, por etapas, continuó hasta 1963.
Fuente Memoriachilena: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-86957.html
El nuevo edificio proyectado por el arquitecto Gustavo García del Postigo, originalmente con forma de Cruz de Malta, fue concebido inicialmente para albergar también otras dos instituciones, el Archivo Histórico Nacional y el Museo Histórico Nacional, que ocuparían dos de las ramas de la cruz, siendo las otras dos ramas y la parte central destinadas a la Biblioteca Nacional.
Finalmente dos de las ramas de la cruz (la poniente y norte) no llegaron a construirse y el Museo Histórico Nacional fue ubicado en otro lugar. Así, la rama oriental del edificio es utilizada por el Archivo Histórico Nacional y la rama sur y el cuerpo central, por la Biblioteca Nacional.
Planta actual del
edificio. Las ramas norte y oeste de la cruz, finalmente no fueron
contruidas. La rama este, que da la calle Miraflores y Plaza Benjamín
Vicuña Mackenna, estaría ocupada por las dependencias del Archivo Histórico Nacional.
Construcción de tejados y cúpulas de la Biblioteca Nacional de Chile, uno de los primeros edificios de la ciudad que aplicó el hormigón armado en su construcción. Fue declarado Monumento Nacional en 1976. Fuente Memoriachilena: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-85041.html
En el interior, destacan las vidrieras, las pinturas murales, las tallas de madera, trabajos en yeso, herrerería, balaustradas de hierro y bronce en escaleras, pisos de mármol y granito.
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En cuanto a sus fondos, la Biblioteca Nacional de Chile posee alrededor de treinta incunables (libros anteriores a la invención y uso de la imprenta), entre los que los que habría un ejemplar de "Las Siete Partidas" de Alfonso X el Sabio. También habría un facsimil de 1861, del De insulis inventis. Epistola Christofori Colom, de Cristobal Colón de 1493.
Wikipedia dice que es un retrato pintado por Federico Madrazo en 1854 y regalado por la Reina Isabel II a la Ilustre Municipalidad de Santiago.
En el cuadro que ví en la Biblioteca Nacional, en la parte inferior del marco, hay un texto que dice "Obsequio de Doña Ana Luisa Zaso a J.T. Medina para la sala que lleva su nombre para la Biblioteca Nacional".
Antigua y moderna sala de lectura y consulta.
Otra sala de lectura adornada por un fantástico mural de pintor de origen francés, afincado en Valparaiso, Loro Coirón (Thierry Defert), con dedicatoria incluida.
Los juegos visuales de las espirales de las barandillas de miradores y escaleras, son una belleza.
Bien es cierto que en la sala José Toribio Medina, forrada de madera y volúmenes, no queda ya mucho espacio para cuadros. En el techo, frescos del puerto de Sevilla.
Frescos, yesos, vidrieras y balaustradas.
Como visitante, puede moverme por salas de exposiciones temporales y las
zonas destinadas a las visitas, que, guiadas, solo se hacen para
grupos. Revisando las fotos veo que no pude entrar en algunas salas,
seguramente destinadas a investigación o a estudio y fuera del recorrido
permitido a los visitantes (al menos en aquel momento).
En
la salida hacia la calle Miraflores (ala este), en aquellas fechas,
había una exposición temporal sobre arpilleras chilenas (a las que tan
aficionada era Violeta Parra).