Empezamos la tarde con un nuevo snorkel en Punta Vicente Roca, casi en la línea del Ecuador, de nuevo en Isla Isabela (10).
De camino a Punta Vicente Roca (Isla Isabela).
El snorkel en este lugar fue raro. La luz, era muy poca ya que la pared rocosa de la costa, proyectaba su sombra sobre el agua en la que nos sumergíamos, por lo que todo estaba bastante oscuro.
La primera
parte del snorkel, fue en un lugar en el que sobre todo hay tortugas
verdes. Muchas. Tantas, que parecen boyas a distintas alturas, paradas
en el agua, mecidas por las olas. Hay tantas, que al nadar, aunque no quieras, las tocas. La
marea te acerca a ellas. Y la zona estaba tan umbría, que las tortugas
con sus líquenes en piel y caparazones, y sus oscuros colores, se
confundían con el entorno, dando a toda la escena un aspecto realmente
onírico. Pero son seres tranquilos, en todo su aspecto antiguos, y verlas nadar me inspira sosiego.
Vista desde el umbrio lugar de las tortugas.
Cualquier dirección te ofrecía la visión de varios ejemplares (hay más de cuatro en esta foto).
Tantas tortugas juntas generan "espejismos".
Casi nos chocamos con esta tortuga (no, gracias a su pericia). Y fue nuestras guía para las siguientes imágenes.

Soñando tortugas.

La tortuga que nos lleva.
Asoma la cabeza para respirar.
Estas dos hacian algo con las bocas (pelear?), tras su cortina de peces, hasta que llegamos a interrumpirlas.
Y una de ellas se retira.

Coreografías.
La segunda
parte del snorkel, ya alejados de "la ciudad de las tortugas", además de
oscura por la poca luz que llegaba, parecía ser en aguas más profundas,
así que mirar bajo el agua viendo tan poco, hacia volar la imaginación,
hacia inquietantes compañías.
Un pez desconocido
Otro pez desconocido con apariencia de pequeño escualo
Mirando al fondo.
La imaginación vuela, y se encongen los pies.
A soñar otra vez.
Eso
nos llevaba a acercarnos a la pared de roca, para tener más referentes,
pero en la pared se apuestan multitud de pájaros que otean el agua en
busca de comida, y a algunos de ellos, les ponía nerviosos, y un poco
agresivos, nuestra presencia.
Perseverando
a pesar de sus graznidos y de algún que otro movimiento agresivo tratando de
disuadirnos, pudimos captar algunas imágenes realmente curiosas.
Cerca de la pared montones de peces atraían a todos los que se alimentan de ellos.
Leones marinos.
Y esto que cayó a nuestro lado con tremendo estruendo ¿?
Resultó ser un pelícano que se dejó caer con su ernorme boca abierta (las nuesrtas también lo estaban).
Y de paso, el león marino a ver si pillaba algo también.
Claro que luego había que levantar todo ese peso.
Y además por ahí andaba el león marino (a la derecha) danco vueltas.
¡Pero vaya que si lo levantó!
Leones marinos.
Y esto que cayó a nuestro lado con tremendo estruendo ¿?
Resultó ser un pelícano que se dejó caer con su ernorme boca abierta (las nuesrtas también lo estaban).
Y de paso, el león marino a ver si pillaba algo también.
Claro que luego había que levantar todo ese peso.
Y además por ahí andaba el león marino (a la derecha) danco vueltas.
¡Pero vaya que si lo levantó!
Al regresar del snorkel, una enorme manta raya se paseó cerca de la barca: