Nos habíamos quedado en la Isla Santiago (ver entrada anterior), justo en la bahía y playa que llaman Puerto Egas.
Recorrido por la costa que íbamos a hacer.
Fuente Wikipedia: De
Bamse - own work, using:File:Ecuador Galápagos Islands location map.svg
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El recorrido empezaba al cruzar este emblemático arco de la playa:
La primera parte del camino fue entre árboles y arbustos.
Entre los que todo el tiempo podían verse bichejos por doquier:
Por ejemplo un pájaro cucuve o sinsonte, a la izquierda (Mimus parvulus) y un canario maría a la derecha (Setophaga petechia aureola).
El canario maría (Setophaga petechia aureola) visto más de cerca. El color anaranjado de la cabecita indica que es un macho.
Un saltamontes de Galápagos.
Un par de lagartijas de lava:
Pero pronto nos aproximamos a la costa, donde los bichejos pasaron a ser algo más grandes:
Por ejemplo, este grupo de iguanas marinas (Amblyrhynchus cristatus) que tomaban tranquilamente el sol, sobre la roca caliente:
Preciosa la erosión de la roca en esta parte de la costa.
Sorprende ver como se dejan caer unas sobre otras en completo caos, buscando el calor del sol y de la roca, cuando regresan del mar.
Estos ejemplares, cruzaban los charcos de agua de mar, buscando una roca soleada donde dejarse caer:
Miraras donde miraras, parecía la hora de la siesta. Como para este león marino:
Muchas veces, los leones marinos, se duermen recogiendo todas sus aletas, pegándolas al cuerpo. Se hacen un "paquetito", vamos:
Aquí, sin embargo había uno bien alerta:
Otros, descansaban con las crías, a veces, amantándolas:
Pero si la madre se va al agua a por comida, la cría se queda en tierra bastante desvalida (y ojalá que la madre pueda regresar), hasta que cumplidos algunos días más, se anima a seguir a la madre en el mar:
Las crías de esta edad son absolutamente adorables. Además se dedican a poner caritas al que llega, por lo que quedas completamente atrapado:
Esta hembra de león marino se marchó al agua ante las quejas y lloros de la cría, que al final acabó siguiendo a la madre al agua:
Los cangrejos, se apartan al paso de los leones marinos:
El paisaje de la isla es bellísimamente volcánico:
Otros bichejos voladores deambulan por aquí:
Pelícanos (Pelecanus occidentalis urinator).
Garzas ceniza (Ardea herodias).
Vegetales de larguísimas ramas.
En ocasiones, las capas de lava parecen olas petrificadas:
En la arena, las iguanas han dejado el rastro inconfundible de su paso:
Continuamente, los vestigios de las coladas de lava:
Al final del paseo, se llega a una especie de entrantes de mar, que parecen piscinas naturales abiertas:
En estos entornos de agua de mar protegidos, las tortugas de agua y los leones marinos, nadan despreocupados:
Aquí están libres de sus depredadores, con los que sí pueden encontrarse en mar abierto. Como este león marino, que agazapado entre las rocas, mostraba tremendas heridas, quizá fruto del encuentro con algún tiburón:
De vuelta a Puerto Egas, los pelícanos volaban buscando comida:
Entre la vegetación del camino, un escorpión (Hadruroides maculatus galapagoensis):
El sol se ponía, alargando las sombras:
Así que regresamos a la playa de Puerto Egas, para volver al barco y pasar la noche:
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