La gente normalmente sale muy temprano hacia El Tatio (que en atacameño significa "el abuelo que llora") para ver los géiseres (a eso de las 4 de la mañana). Eso es porque se supone que justo a la salida del sol es cuando más contrastes (de temperatura y luz) se producen, por lo que las columnas de vapor de agua son más visibles y espectaculares. Y hay 1h 40 minutos de camino en auto desde San Pedro de Atacama hasta El Tatio.
El camino que se recorre.
Así lo hicimos la primera vez que fuimos a verlos (ver entrada anterior): hicimos el viaje de noche y estabamos allí al amanecer con todo el mundo, viendo los géiseres brotar.
Esta vez decidimos no madrugar tanto, y la verdad es que los vimos también muy bien: con menos gente (nadie), haciendo el camino con luz y viendo igualmente los géiseres, incluso con la luz del sol, que les daba otro aspecto, también muy bonito.
Amanecía ya cuando salimos de nuestro hotel con las vistas del volcán Licancabur en la cordillera andina de fondo.
El camino con luz es muy bonito.
Y se hace acompañado de camélidos como guanacos.
Y más llamas.
Los géiseres se vislumbran desde antes de llegar.
Los matojos de la llamada "paja brava" cubren el suelo.
Al llegar hay que abonar una entrada con distinto precio para chilenos, residentes y foráneos. Y atender a unas normas mínimas de seguridad, pues el vapor y el agua que mana de los géiseres está a altas temperaturas:
El camino de regreso tiene muchos lugares en los que detenerse:
En esta imagen, el volcán de la izquierda parecía tener "cierta" actividad.
Véase.
En las marismas que forma el río Putana:
Y más adelante, pequeño pueblo de Machuca:
Iglesia de Machuca.
Vegetación al lado de cualquier corriente de agua.
Y los enormes cactus llamados "cardones".
La siguiente parada en San Pedro de Atacama, nos permitió encontrar esta casa donde se alojó Pedro de Valdivia:
Además de haber sido casa de Valdivia, actualmente se pueden hacer "recargas".
Y ver el volcán Licancabur al fondo de cualquier calle:
Después, nos fuimos al Salar de Atacama, haciendo parada en esos agujeros llenos de agua, llamados "Ojos del Salar":
Que desde el satélite se ven así:
Luego un paseo por la laguna Tebinquinche (que ya habíamos visitado la vez anterior):
Y regreso a San Pedro para marchar al aeropuerto:
No sin antes repostar en su recóndita gasolinera:
Única indicación de la ubicación de la única gasolinera en muchos kilómetros alrededor.
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