Tras un viaje desde España de trece horas y media, a las que hay que añadir, como poco, dos de cansineo aeroportuario*, se llega al destino: Chile (el lema de su escudo es "Por la razón o la fuerza". No digo más).
Estas son fotos de los Andes al llegar a Chile por primera vez el 28 de enero de 2015 (en ese momento ya tenía yo ganas de abrir una puertecica del avión, que ya era mucho rato y mucha gente, allí metida):* cansineo aeroportuario: denomínase así al protocolo infinito de facturar maletas, pasar por el escáner quitándote cinturón, botas, reloj, y hasta el coletero, enseñándolo todo, dejando que te cacheen y te traten como a un delincuente para a continuación ofrecerte comprar Chanel nº5 o Chivas Regal de 25 años en el Duty Free, que suele estar seguido, quizá porque piensan que antes ya te han maltratado suficientemente y convendría hacerte un poco la pelota, y de paso, sablearte (y yo aguantando las ganas de decirles dónde quiero que se lo coloquen).
Antes de aterrizar, las azafatas te dan un par de papeles para rellenar con datos y entregar junto con el pasaporte al personal del aeropuerto. En uno de ellos tienes que declarar si traes cosas para comerciar o si traes especies ajenas al ecosistema chileno (semillas, plantas, animales, frutas, hortalizas,...). Es muy importante que lo indiques porque si no, la multa (del SAG, Servicio Agrícola y ganadero de Chile) puede ser gorda (incluso por una manzana). Por otra parte, (y las dos veces que he venido lo he visto) tiene perros rastreando las maletas en la cinta (cuidadín).
Impresiones pintadas de la cordillera andina para el cuaderno de viaje.
Que bien, que nos lo narres desde el principio, así no nos perdemos ripio.
ResponderEliminarMe ha encantado la definición.
Un beso
Desde luego para perderte en esas cordilleras¡¡¡
ResponderEliminarMe ha hecho gracia el comentario del chanel nº 5.. para mitigar toda la movida¡¡¡