El tren que deja en Aguas Calientes (la localidad más cercana a Machu Picchu en la que te puedes hospedar*) también llamada "Machu Picchu pueblo", pertenece a la compañía Perurail, y es casi la única (hay un tren local, pero sólo para los peruanos, y otra compañía llamada Inkarail con muy poca oferta). Así que o pasas por ahí, o te vas andandito haciendo "el camino inca".
Perurail ofrece distintos tipos de trenes, a distintos precios (de 50 a 350 dólares), con horarios intrincados y a mi parecer bastante poco lógicos. Pero
es lo que hay. Según dicen conviene adquirir los billetes con
anticipación, pues los vagones se llenan, y los precios suben. Llegar no
está asegurado, pues en temporada de lluvias (de octubre a abril) y más si es año de fenómeno meteorológico "niño", por
ejemplo, puede haber problemas en las vías, y el servicio puede
suspenderse. Durante el trayecto, de una hora y media entre
Ollantaytambo y Machu Picchu, se te ofrece una bebida (té de coca
incuido) y un pequeño aperitivo (aunque esto y otras amenidades como ventas y folclore a bordo, dependen del tipo de tren que hayas pagado). En nuestro caso el tren era el de tipo "Expedition" y era bastante majo (con ventanas panorámicas y en techo). El
equipaje está limitado a una mochila, pero si llevas algo más
voluminoso puedes contactar con el correo electrónico que hay en la web
del tren y solicitar permiso para llevarlo (atienden bien y con
celeridad).
Vista del vagón del tren "Expedition" en el que viajábamos.
El
recorrido en tren a Machu Picchu (importante: pronunciar Machu Pic-chu) está considerado uno de los más
bonitos del mundo, pero para verlo hay que planificar hacerlo de día, ya
que se suele ir por la tarde-noche y regresar en la misma franja de
tiempo (después de haber visto la ciudad inca), y anochece temprano.
Las vías de tren atraviesan literalmente la población de Aguas Calientes (denominada así por tener unas piscinas termales), totalmente enfocada y desarrollada en torno al turismo de Machu Picchu (hoteles, restaurantes, tiendas, tour operadores...).
Lo primero que hicimos al llegar por la noche, fue conseguir billete de autobús con la, otra vez, única compañía de buses (Consettur) que sube hasta la ciudad inca, por 12 dólares trayecto (24 ir y volver, en 2016), a no ser que quieras ir andandito (subir lleva un par de horas).
Ya comenté al principio de este periplo ("paréntesis cuzqueño/cusqueño"), que llegar a
Machu Picchu no es nada fácil ni directo. Creo que menos globo, se
pillan todo tipo de medios de transporte.
Así
que nos acostamos tempranito, porque los autobuses empiezan a salir
alrededor de las 5 de la mañana, ya que la ciudad inca se abre a las 6
de la mañana.
Vista mañanera del caudaloso río Urubamba/Vilcanota desde el balcón del hotel en Aguas Calientes o Machu Picchu Pueblo.
El río Urubamba/Vilcanota a su paso por Aguas Calientes.
Por la mañanita temprano, la fila para el bus.
La ciudadela de Machu Picchu está situada a menos altura (2490 metros) que Cuzco (3400 metros). Por eso es conveniente pasar primero por Cuzco, y al menos un par de
días, para que tu cuerpo llegue más que acostumbrado a esa altura. De
hecho la ciudad de Machu Picchu está situada entre dos montañas (que también, están a menos altura que Cuzco), Huayna Picchu (la "montaña joven") y la "montaña vieja", de nombre también Machu Picchu. Subir a una de las dos montañas supone ver la otra de frente:
Situación de la ciudadela de Machu Picchu (rodeada por el río Vilcanota/Urubamaba) entre las dos montañas Huayna Picchu (montaña joven) y montaña Machu Picchu (montaña vieja), Aguas Calientes y la carretera zigzagueante por la que el autobús transita.
Por supuesto para ir a Machu Picchu es absolutamente recomendable haber adquirido las entradas a la ciudadela con antelación, ya que se supone que los cupos para entrar son limitados (2500 personas al día) y con más antelación aún si además se quiere subir la montaña Huayna Picchu o "Montaña Joven" (la que se ve a la derecha en la típica postal),
en uno de los dos pases que se ofrecen (7 y 10 de la mañana (el más solicitado), 200
personas en cada pase).
Adquirir las entradas Machu Picchu + Huayna
Picchu (precio oficial en 2016 eran 152 soles, unos 43€) fue una odisea bastante maja pues queríamos entrar un 13 de enero y a hasta al menos el 31 de diciembre, el eficaz y prolijo Ministerio
de Cultura de Perú (que te recomienda pillar las entradas con meses de
antelación) ¡aún no las había sacado a la venta!. Así que nos tuvimos que poner en manos de una compañía privada que garantiza los pases cobrándote con antelación, y a casi el doble de su precio oficial. Cuando por fin los pases se pusieron a la venta, tuve que avisar personalmente (era ya un 3 de enero) a la compañía privada, a la que ya había pagado un par de meses antes, de que los adquiriera y me los mandara por misericordia. Por supuesto, esta compañía no publicó en su página mi mensaje tirón de orejas, entre todos los que sí publica de clientes que les ponen por las nubes. En fin: un desastre todo achacable al Ministerio de Cultura de Perú.
Si alguien se queda sin poder subir a Huayna Picchu, le queda la posibilidad (mucho menos solicitada) de subir a la montaña vieja (la que quedaría a la espalda de la típica postal de Machu Picchu) adquiriendo el boleto ampliado correspondiente (también en dos pases 7h y 9h, de 400 personas cada uno).
Para variar, las entradas nunca fueron acompañadas por un mapa de Machu Picchu con lugares y horarios como sería deseable, ni al adquirirlas, ni al entrar a la ciudadela.
Al llegar dicen que conviene contratar a un guía (de los que se reunen a la entrada y van identificados con camisa y chaleco especiales) que reune
a un grupo (para que el coste por persona sea más asequible) y cuenta
la historia y curiosidades de la ciudadela en alrededor de una hora de
charla. Al final se le paga el precio convenido (unos 10-15 dólares por
persona). Si alguien quiere ya ir preparado (aunque hay que estar allí para verlo), puede visualizar vídeos de "guía en Machu Picchu" en google. Los hay bastante buenos. Este por ejemplo, muy cortito, situa al visitante en la ciudad:
Lo primero que hay que asumir es que Machu Picchu no se ve en un día (y el boleto sólo vale para un día). Y menos si quieres subir a una de las dos montañas que se pueden subir (en
nuestro caso Huayna Picchu), para tener una vista de la ciudad desde lo
alto. Y menos aún si quieres ir al baño o comer. Los baños y el único
restaurante están fuera de las ruinas, e ir y volver (con sus subidas y bajadas) lleva un tiempo.
Comer se descarta porque el tiempo que se pierde (supongo, porque no
comí) en el único restaurante es precioso y comer dentro de la ciudadela
está prohibido.
Al llegar normalmente está nublado y mucho más si es época de lluvias (y más si es año de fenómeno meteorológico "niño"). Hay tantas nubes que no se ve más allá de tus narices,
así que muchas de las explicaciones del guía se quedan para "ya lo
podrán ver ustedes cuando abra". Pero luego abre, seguro, y es entonces
cuando Machu Picchu se muestra en su máximo explendor (y seguro con verdes más intensos en época de lluvia).
En nuestro caso, abrió a eso de las 12 horas, cuando subíamos la montaña Huayna Picchu o Waynapicchu (la montaña que siempre se ve al fondo de la típica postal de Machu Picchu) y mucho más a las 13 horas, cuando ya nos estaban echando sin que hubiesemos podido llegar a las escaleras más intrincadas, en las que la pared de la montaña es prácticamente vertical (por otra parte, mejor, porque dan verdadero vértigo). Parece mentira que los pobladores subieran a esas alturas y probablemente a diario...:
Esquema del ascenso al Huayna Picchu
Control de entrada a Huayna Picchu o Waynapicchu (tienes que enseñar tu boleto, e inscribirte al entrar, y tacharte de la lista al salir).
Huayna Picchu al iniciar el ascenso.
Ya se aprecia el caminito...
Hacia abajo, se veía poco...
Huayna Picchu al iniciar el ascenso.
Ya se aprecia el caminito...
En la subida al Huayna Picchu es importante llevar un repelente contra los mosquitos, ya que atacan cualquier zona de piel expuesta (por ejemplo las manos).
Hacia abajo, se veía poco...
La filita de piedras de la derecha es una escalera para subir.
Por allí abajo va el río.
Primeras vistas de Machu Picchu desde las alturas (veáse el piececito colgando a la derecha de la foto).
Escalones al aire para pasar de una terraza a otra.
Terrazas con escalones y pequeño tunel que hay que atravesar en el ascenso del Huayna Picchu. Y la carretera zigzagueante al fondo.
Panorámica.
Huayna Picchu totalmente despejado de nubes al bajar.
Incluso en esta montaña nos tuvimos que dejar cosas por ver. Hay recorridos y ruinas (como por ejemplo el llamado Templo de la Luna), que tuvimos que descartar por falta de tiempo. Los vigilantes tienen que conseguir que en la zona ya no quede nadie para eso de las 13h.
Al bajar de Huayna Picchu, el sol brillaba y pudimos revisar algunas de las zonas previamente recorridas con la guía, ya sin lluvia ni niebla (próxima entrada).
* Hay una posibilidad de alojarte en el único hotel situado en el propio Machu Picchu: el Hotel Belmond Sanctuary Lodge, en el que las habitaciones oscilan entre los 750-1300 dólares la noche. Y 350 doláres el billete del tren Perurail que te deja allí.
Uy que bien!!!
ResponderEliminarMe parece facilísimo y baratísimo ir a la Machu Picchu de las…..….montañas, esas!!!!
No me veo con ánimo de liar tal aventura, que una va teniendo una edad y no está para ese estrés.
En fin, menos mal a tus fotografías!!!! Es todo lo que veré de allí, creo.
Besets
Y muy clarito el video del tal Diego
ResponderEliminarOtros besetes
Vaya, Machu picchu ha sido fundamental en la Arquitectura, gracias por la info!
ResponderEliminar¡Gracias a tí, por leer y comentar!
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