Antes de iniciar el ascenso al volcán más alto de la isla, el Maunga (monte) Terevaka, se suele hacer parada en una de las pocas plataformas de moáis que no están en la costa de la isla: Ahu Akivi.
Situación de Ahu Akivi.
Esta
es una plataforma con siete moáis, extraña, porque estos no dan directamente la espalda al
mar, al no estar situada en la costa, sino en el interior de la isla (a
unos diez kilómetros del océano).
Pueden apreciarse los moáis al fondo.
Todos
sus moáis son muy parecidos, en tamaño (unos cuatro metros de altura) y
forma, por lo que se creen que fueron tallados y erigidos más o menos al mismo tiempo.
La tradición cuenta que pueden representar a los siete exploradores que el rey Hotu Matu'a envió a la isla antes de su llegada, para verificar que era apta para ser habitada.
Pero puesto
que las estatuas datan de alrededor del año 1400 d.C., también podrían
representar a siete reyes (arikis) de la isla, mandados representar por
un octavo.
La
plataforma mide en total unos noventa metros (38 en su parte central) y
está alineada con los puntos por los que sale el sol en primavera y
otoño.
Alrededor de la plataforma (restaurada entre 1960 y 1961 por el arqueólogo americano William Mulloy
y el chileno Gonzalo Figueroa), existen vestigios de su caracter
ceremonial y del poblado que hubo frente a ella, e incluso del encauzado
de un riachuelo que pasaba junto a la plataforma.
Las piñas con las que se hacen los deliciosos zumos de Isla de Pascua, plantadas a la salida de Ahu Akivi.
Desde Ahu Akivi
suele iniciarse el ascenso (a pie o a caballo) al volcán más joven
(última erupción hace 10.000 años) y alto de la isla (511 metros), el Maunga Terevaka, que lleva unas 3 o 4 horas (ida y vuelta).
Desde
la parte más alta, puede verse el mar de las tres costas de esta isla
triangular, y casi la isla completa (aunque los montes de alrededor ocultan
algunas zonas).
Inicio del ascenso.
Vista hacia la población de Hanga Roa.
Arriba pueden verse algunos cráteres...
... y en la parte más alta, la gente ha hecho un montículo con los palos utilizados para la subida:
(no es recomendable el calcetín blanco en el ascenso al Terevaka)
Hay guías que dicen que desde arriba puede apreciarse la
curvatura de la tierra. Me parece exagerado, y yo no he podido
percibirlo en ninguna de las dos ocasiones en las que he subido. Lo que
sí ha sido común en ambas ocasiones es el tiempo desapacible que suele
hacer allí arriba (nubes, llovizna y un viento muy incómodo).
Si
se hace el descenso hacia el sureste, hacia el camino a Vaitea (muy
recomendable, por lo bonito, lo verde, y la vista de los caballos pastando), se
llega a los almacenes del gran fundo de ovejas que fue impuesto en la
isla entre los años 1903-1953, por una compañía ovejera chileno-escocesa
(Williamson, Balfour & Co), que recluyó a la gente en la
actual única población de la isla (Hanga Roa), y dejó el resto de la
isla para que unas 70.000 cabezas de ganado la ocuparan y pastaran libres
(sin el peligro de que los habitantes las robaran o comieran).
Almacenes (actualmente desmantelados) de los que fue el Fundo Vaitea de ganado ovino.
Al final hamburguesas….
ResponderEliminarBesetes