El Volcán Poike es el más antiguo y oriental de la Isla de Pascua. No hay carreteras en él. Solo una que lo bordea, dejándolo hacia el este. Así que si se quiere recorrer, hay que hacerlo a pie o a caballo, preferentemente acompañado por guías, pues se atraviesan terrenos privados y los restos arqueológicos parecen difíciles de encontrar. En él se encuentra la llamada cueva de las vírgenes (Ana o Keke) donde se recluían por un tiempo las jóvenes de la isla para aclarar la piel.
En el camino hacia las playas de Anakena u Ovahe, o en el recorrido por la costa norte, puede verse el perfil del volcán con sus tres protuberancias llamadas Ma’ungas (Ma’unga Vai a Heva, Ma’unga Tea Tea y Ma’unga Parehe):
Desde la playa de Ovahe.
Su cráter de 150 metros de diámetro y unos 15 metros de profundidad (llamado Pu A Katiki), a 370 metros de altura, está seco, a diferencia de los otros en la isla que han formado lagunas. Alrededor de dicho cráter hay sembrados eucaliptos.
Recorriendo la costa norte.
Se supone que la carretera que deja a un lado el volcán Poike, transcurre paralela a una zanja que según la leyenda (y las indagaciones por carbono 14 de Thor Heyerdarhl) fue el escenario de un episodio sangriento en la Isla de Pascua. Parece que a la población polínesica inicial de Isla de Pascua, altos, delgados y con orejas pequeñas (los Hanau Momoko, la clase dominante), se añadió, ¿pasado un tiempo? (¿llegados desde Sudamérica?), una población de menor altura, más robusta y con las orejas más grandes (los orejas largas/perforadas o Hanau E’epe, la clase trabajadora) que vivían en esa zona del volcán de Poike. Por diversos conflictos (relacionados con trabajos en la isla), los Hanau E’epe decidieron acabar con los Hanau Momoko arrojándolos a la zanja y quemándolos. Pero una mujer Hanau Momoko que trabajaba para un jefe de los Hanau E’epe, delató esos planes y acabó ocurriendo el genocidio al contrario: los Hanau Momoko, se adentraton a las tierras del volcán Poike y arrojaron a los Hanau E’epe a la zanja, quemándolos. Solo escaparon dos orejas largas, y finalmente solo uno, del que muchos pancuenses dicen ser descendientes.
Circulando por la carretera, una vez que se deja al lado izquierdo el volcán Poike, se llega a la mayor plataforma (o Ahu) de moáis de Isla de Pascua: Ahu Tongariki.
Esta formada por quince moáis de distintas alturas (el más alto con catorce metros) y complexiones, en una plataforma de 220 metros de largo, dando la espalda al mar y al volcán Poike.
Esta plataforma, fue restaurada entre 1993 y 1996 por un equipo chileno-pascuense-japonés, gracias a fondos y maquinaria (grúa) donados por Japón.
Los moaís estaban derribados (desde el siglo XVII), y las olas de hasta once metros generadas por el terremoto y maremoto de Valdivia, en 1960, de 9'5 puntos en la escala de Richter, habían empujado a las estatuas unos 100 metros tierra adentro. Los moáis quedaron dañados, y también la mayoría de tocados rojos, o pukaos, que ahora se alinean en el suelo cerca de la plataforma (ya que no se sostendrían sobre las cabezas, debido a su deterioro):
Las obras de restauración se apoyaron en los apuntes que sobre la isla, había tomado la arqueóloga británica Katherine Routledge en 1914.
Hay petroglifos de tortugas en algunas piedras frente a la plataforma.
Se supone que durante las excavaciones se encontraron restos de otros diecisiete más antiguos moáis que formaban (y forman) parte de la base o plataforma sobre la que se apoyan estos otros quince.
Los moáis dan la espalda al mar (entre diciembre y enero el sol sale justo tras ellos ofreciendo bonitas estampas) y miran hacia la cantera donde estos se tallaban (el volcán Rano Raraku, situado a unos dos kilómetros).
Entre los quince moáis y la cantera, está este moái tumbado que se supone que nunca llegó a su destino. Debió de dañarse en el traslado desde la cantera y fue abandonado (ya que las cuencas de los ojos no están talladas, es decir, no está terminado):
Y a la entrada al recinto de los quince moáis, hay uno llamado el moái viajero:
Llamado así porque porque fue cedido a Japón (en agradacimiento por la reconstrucción de la plataforma Ahu Tongariqui) para ser expuesto temporalmente en 1982, en ferias de Osaka y Tokio. Y porque fue uno de los utlizados por Thor Heyerdahl para experimentar posibles maneras de transportarlos.
Fuente: http://www.radio.cz/en/section/curraffrs/czech-who-made-moai-statues-walk-returns-to-easter-island
Aquí puede verse un vídeo en el que, como le decían los isleños a Thor Heyerdahl, "los moáis caminaban hacia sus plataformas":
Mi versión en acuarela del moái vajero, para el cuaderno de viaje.
Jajaja!!!!!!! Me ha encantado el movimiento del moái "andando" a su destino. Seguro que las muñecas de Famosa se inspiraron en su gracia y donaire.
ResponderEliminarBesetes!!!