domingo, 27 de septiembre de 2020

Viaje a la Patagonia II: Capillas de Mármol, lago General Carrera (10/12/2017)

El día para ir a visitar las Capillas de Mármol, amaneció más calmo y soleado que el anterior.

Así se veía desde nuestra cabaña de madera, con vistas al lago Negro (aún así, la leña y las estufas son una constante en estas tierras, incluso en verano).
 


En el pasto, y al solete, se buscaban la vida los caiquenes:



Y así iniciamos nuestro camino hacia el norte, de nuevo bordeando el lago Chelenko/General Carrera, de vuelta al aeropuerto, con paradas por la ruta 7. La principal, en Puerto Mármol/Bahía Mansa, para tomar las barcas que llevan a las Capillas de Mármol.


El lago esa mañana, era un espejo.


Sobre el puente General Carrera (2).

 Vista (desde el Puente General Carrera) de la unión de los lagos General Carrera y Bertrand, con el nevado Cordón Contreras al fondo.



Al fondo se observan las cumbres afiladas de Cerro Castillo.
 
 
 
Las azules aguas del río El Canal procedentes del deshielo de glaciares del Campo de Hielo Norte, tras el Cordón Contreras casi en su desembocadura en el lago Chelenko (3).
 

Ya en la llegada a Puerto Mármol (4), se ve la costa en acantilado, a la izquierda, con grandes rocas como islas flotantes, formando el conjunto las Cuevas/Capillas de Mármol:



 Un zoom sobre la zona que se visita.

Desde Puerto Mármol o Bahía Mansa (4), salen las barcas para recorrer las formaciones de mármol del lago: 


El puerto es una playa lacustre de aguas prístinas y heladas: 



Se inicia la navegación a lo largo de la orilla, hacia el noroeste, donde se encuentra la gran veta de mármol que, erosionada física y químicamente por las aguas del lago, ha dado lugar a islotes, y cuevas con colores y formas imposibles.





Por su magnitud, este islote y sus erosiones son llamadas "la catedral".






Llegados al extremo más alejado del recorrido, las barcas se acercan a las formaciones rocosas, y pasan con cuidado a muchos de los espacios interiores (inundados, navegables) de las mismas.

El curioso relieve de las paredes talladas por el agua que de lejos prodía parecer pulido, en realidad está lleno de oquedades, como cincelado tosca pero regularmente.










El mármol en el que se produce la erosión tiene su origen hace 300 millones de años, en el Paleozoico Superior. Se calcula que hay unas 5000 millones de toneladas de mármol en esta zona, con un contenido del 94% de carbonato cálcico.




El juego de colores del agua y las rocas (que hay fuera del agua y bajo ella) es absolutamente hipnotizante.
 



Desde el punto más alejado, se realiza el camino de regreso, parando en los lugares más destacados, en las oquedades, ventanas y cuevas, en los lugares donde el mámol toma formas y colores increíbles.
 






La erosión de las rocas, fenómeno kárstico, tuvo lugar hace 15000 años, después del último periodo galcial. El constante trabajo del agua y sus bajas temperaturas (lo que aumenta la concentración de CO2), hacen que la "karstificación", haya sido especialmente intensa y "productiva":
































Desconozco si Gaudí o Dalí supieron algo de la existencia de este lugar, pero sin duda pudiera haberles sido una inmensa fuente de inspiración.


















  





Y así iniciamos el regreso de la navegación.
 


Ya de vuelta en el embarcadero.


Así dejamos atrás Puerto Mármol, para continuar nuestro viaje de regreso a lo largo de la Carretera Austral.

Al fondo se quedaba el acantilado de mármol y las islas y cuevas de ese paisaje onírico.

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