lunes, 18 de mayo de 2020

Cosas Curiosas: Pedro Sarmiento de Gamboa y bastantes cosas más

(Aviso al lector: tómese con calma esta lectura, es larga, deriva, se bifurca y expande muchas veces como muñeca rusa; más veces de las que he reflejado en la entrada)

En diciembre de 2019, un grupo de arqueólogos chilenos que trabajaban 55 kilómetros al sur de la localidad de Punta Arenas, en la orilla continental del estrecho de Magallanes (XII Región de Magallanes, Chile), localizaron algo a unos cuarenta centímetros de profundidad.

A 55 kilómetros al sur de la ciudad de Punta Arenas, el lugar donde se realizó el hallazgo arqueológico marcado con flecha roja.

Al remover la tierra para intentar sacar aquel objeto extraño, se encontraron con dos cañones de bronce del siglo XVI, de algo más de dos metros de largo, unos 23 centímetros de diámetro y unos 400 kilos de peso, en perfecto estado de conservación. 

Equipo de Arqueólogos del Doctor Simón Urbina de la Universidad Austral de Chile.

Había, en este tipo de cañones, adaptables a la defensa en tierra y en navíos, una inscripción del año de su fabricación, 1581, y el fabricante: Francisco Duarte, citado en numerosas fuentes como proveedor de la armada del emperador Carlos I de España (1500-1558) y su hijo Felipe II (1527-1598).

Equipo Arqueólogos del Doctor Simón Urbina de la Universidad Austral de Chile.

Más de quince años antes, en los años 2003 y 2005, un equipo de arqueólogas argentinas, intentaba situar la que fue la primera ciudad más al sur fundada en la entrada atlántica del estrecho de Magallanes.

No quedaba ni rastro de ella. De hecho se dudaba incluso de la veracidad de esta fundación. Las fuentes indicaban que estaría en la Provincia de Santa Cruz, en Argentina, en la reserva natural del Cabo Vírgenes (denominado así por el propio Magallanes, pues llegó allí un 21 de octubre (de 1520), festividad de Santa Úrsula y las Once Mil vírgenes).

 Localización (flecha azul) del asentamiento en el lado argentino, en el cabo Vírgenes.

Entre ambas campañas arqueológicas en el cabo Vírgenes, se encontraron cinco enterramientos: de un niño de entre 10 y 12 años, y tres hombres y una mujer europeos de entre 16 y 24 años con marcados signos de desnutrición. También encontraron una moneda de ocho reales (es decir, un real de a ocho, ver Nota 1 sobre esta importantísima moneda), restos de una cerámica española y dos placas de metal.  

 El real de a ocho más parecido al hallado en la excavación en el Cabo Vírgenes que he podido encontrar. Como el original, seguramente acuñado en Sevilla, con el escudo de armas de Felipe II y la leyenda Philippvs II Dei Gratia en el anverso, e Hispaniarvm Rex con cuartelado de castillos y leones en el reverso.
Fuente Blognumismatico: https://blognumismatico.com/2016/11/20/el-duro-de-la-real-casa-de-la-moneda-de-sevilla/
Para ver el real de a ocho original encontrado en el yacimiento (muy gastado), visitar la página de las arqueólogas (dirigidas por Dra. María Ximena Senatore y por la Dra. Mariana De Nigris), donde todas las imágenes están bajo copyright:
http://arqueologiapatagonia.org/arqueologia/nj/laciudad.php


¿Qué había ocurrido? ¿Qué significan estos restos? ¿Tenían algo en común?

La historia comienza con el nacimiento de un español, posiblemente tan loco, perseverante, aventurero, curioso y quijotesco como el mismo Quijote: Pedro de Sarmiento de Gamboa

Hijo de padre gallego y madre vasca, nació en 1530 o 1532, quizá en Pontevedra (de donde era su familia paterna y donde pasó su infancia) o en Alcalá de Henares, donde declaró ser nacido, ante un tribunal de la Inquisición, en Lima (Perú). 
 Relieve de Pedro Sarmiento de Gamboa, como un "quijote navegante", en el monumento al descubrimiento de América en Alcalá de Henares (Madrid).

A los 18 años entró en el ejército, en el que estuvo al servicio de Carlos I, hasta 1555, año en el que se embarcó hacia Ámerica. Pasó un par de años en México (virreinato de Nueva España), pero después de un encontronazo con la Inquisición, fue sentenciado a azotes en la plaza de Puebla y seguramente desterrado.
 Parece que Sarmiento de Gamboa se burló de los autos de fe, lo que hizo que la Inquisición casi le organizara uno propio, a ver le seguía haciendo tanta gracia
En la imagen, Auto de Fe de Pedro Berruguete

Así que decidió porner tierra de por medio y se desterró al virreinato del Perú, en donde estudió cosas tan diversas como historia, gramática, cosmografía, geografía, matemáticas, astronomía y naútica. Sus conocimientos avanzados en estas materias, le granjearon fama de brujo y nigromante (y es que parece que en estas artes también husmeó), por lo que tuvo que enfrentarse (otra vez) a un tribunal de Inquisición, en al menos dos ocasiones. Entre otras cosas (seguramente malísimas y muy transgresoras), Sarmiento de Gamboa afirmaba que cuando en Lima eran las 12 de la mañana, en España ya anochecía... y mira: esto sí que no se podía consentir.

 El uso de instrumentos para la navegación fue una de las cosas que más interesó (y sobre las que hizo alguna innovación) este "quijote de mar".

Por entonces, gobernaba como virrey del Perú, el conde de Nieva y caballero de la Orden de Santiago, Diego López de Zúñiga y Velasco, para quien trabajaba Sarmiento de Gamboa. El virrey era dado a las aventuras amorosas, y Sarmiento de Gamboa le proporcionaba amuletos que decía le favorecerían en dichos lances. Pero en febrero de 1564, en una calle de Lima, apareció muerto el virrey, en extrañas circunstancias (hay varias versiones sobre el asunto, como que fue mandado apalear por un marido despechado), nunca aclaradas. El caso es que, en mayo de 1565, Sarmiento de Gamboa fue acusado de nigromante y de proporcionar filtros amorosos, y condenado a ser encerrado en el limeño convento de Santo Domingo, y luego, a ser desterrado (otra vez).


Pero para entonces ya había llegado a Lima el que iba a ser sustituto del virrey muerto, con cargo de gobernador y capitán general, Lope García de Castro, enviado tiempo antes a Perú por Felipe II, pues el rey ya tenía intenciones de prescindir de los servicios, nada prolijos, del malhadado virrey

Mientras tanto, Sarmiento de Gamboa ya había hecho uso de sus habilidades, contactos, y más que porobable don de gentes, y había conseguido zafarse de la condena de reclusión en el convento dominico, por la de "ser forzado a oír misa con candela de penitente"

Iglesia de Villanueva de Valdueza en Ponferrada, El Bierzo, León, España. Lugar de nacimiento del nuevo gobernador del virreinato del Perú, Lope García de Castro, y donde quiso ser enterrado

Traslado a Cuzco de por medio, cuando Sarmiento de Gamboa regresó a Lima, consiguió ganarse el interés del nuevo gobernador Lope García de Castro, intentando promover la creación de una expedición para explorar el Pacífico e ir en busca de la llamada "Terra Australis Ignota", es decir, ese continente austral que se suponía existía y se representaba en los mapas de forma inconreta. Quizá también pudieran encontrarse las islas que los incas decían que se hallaban en el océano, repletas de oro, y que los europeos, por tanto, habían indentificado con el lugar en el que se encontraban las minas del rey Salomón (esa llamada "tierra de Ofir" de la Biblia, situada en oriente, a tres años de viaje de Jerusalén, la misma de donde vinieran los Reyes Magos).

Mapamundi de Abraham Ortelius, de1570, en donde se representa a la "Terra Australis nondum cognita", la tierra del sur todavía no conocida o encontrada, como un continente impreciso que abarca gran parte del hemisferio y polo sur. De hecho en este mapa se representa erróneamente a la Tierra de Fuego (que es una isla del continente americano) como perteneciente a ese continente austral desconocido.

Pero Sarmiento de Gamboa no consiguió que el gobernador Lope García de Castro le asignara la dirección de la expedición en busca de la tierra austral, en la que, el gobernador, a cambio, puso a su sobrino, Alvaro de Mendaña (se ve que no tenía a mano un cuñado). 

Sarmiento de Gamboa tuvo que conformarse "solo" con ser capitán de uno de los dos barcos que realizarían el viaje, con marineros, soldados, grumetes, frailes, esclavos y algunas mujeres (ya que la idea era crear colonias en las tierras encontradas) entre las que se encontraba la esposa de Alvaro de Mendaña, Isabel Barreto (considerada la primera adelantada, gobernadora y mujer almirante de la historia de la navegación española, ver Nota 2).

 Moneda de 2004, dedicada a Álvaro de "Mendana", de diez dólares, de las Islas Salomón.

Así fue como la expedición partió del puerto del Callao en Lima, en noviembre de 1567. Durante el viaje, Álvaro de Mendaña, entró en conflicto con Sarmiento de Gamboa por la derrota a seguir. Fue así como la expedición llegó, en febrero de 1568, a las islas a las que se dio por nombre Islas Salomón (pues se esperaba encontrar ingentes cantidades de oro en ellas), en lugar de llegar (probablemente) a Australia (lo que ellos llamaban genéricamente "Terra Australis Ignota"), como pretendía Sarmiento.

 Primer viaje de Álvaro de Mendaña (1567-1569) 
El Callao (Perú) - paso frente a las Islas Tuvalu (llamadas por ellos, Islas Nombre de Jesús) sin escala - recorrido por las Islas Salomón - paso frente a las Islas Marshall - Islas de San Francisco (Isla Wake) - El Callao (Perú)

A instancias "del sobrino", Álvaro de Mendaña, la expedición recorrió las islas del archipiélago durante seis meses, pero no realizaron asentamientos estables (como tenían encomendado), ni continuaron explorando "más allá" como era el objetivo principal de la misión (encontrar la "Terra Australis Ignota") y Sarmiento de Gamboa reclamaba.

Así que Sarmiento de GamboaÁlvaro de Mendaña, entraron en disputas, que el nuevo virrey del Perú, Francisco Álvarez de Toledo (ya no estaba el tío Lope García de Castro), tuvo que dirimir. El nuevo virrey quedó impresionado por las razones de Sarmiento de Gamboa, al que absolvió de los cargos que compartía con Álvaro de Mendaña por no haber cumplido con la misión última de la expedición, y le nombró cosmografo general del Perú, cargo que Sarmiento desempeñó de 1570 a 1572, recorriendo con el virrey los territorios del virreinato.

 Sello del virrey Francisco Álvarez de Toledo.

En el virreinato del Perú transcurría la (ecléctica) vida Sarmiento de Gamboa (estudiando, trazando mapas, escribiendo la historia de esas tierras, enfrentándose de nuevo a la Inquisición y la prisión), cuando al otro lado del mundo, un inglés llamado Francis Drake, recibía la patente de corso de su reina, Isabel I de Inglaterra, y la orden de crear una expedición que se dirigiera a las tierras americanas de infuencia española, tratando de hacer daño si era posible, por favor (y por pasta/guita/dinero/plata/parné).

Portada de la segunda parte de la crónica referente a la Historia de los Incas, escrita por Sarmiento de Gamboa

Tras el descubrimiento del estrecho de Magallanes (de navegación compleja, por lo inclemente del mar y las condiciones atamosféricas) en 1520, los españoles intentaron esparcir por el mundo, el bulo de que una gran piedra había taponado el estrecho impidiendo su navegación. Se trataba de disuadir al resto de países navegantes de tratar de transitar esos lares y de impedir el paso por mar entre el océano Atlántico y Pacífico, especialmente a piratas y corsarios.

Pero en 1578, se plantó Francis Drake, tan pinturero, en el "olvidado" y supuestamente obturado estrecho de Magallanes, casi 60 años despues de su descubrimento. 

 

En realidad Drake, no iba tan pinturero (ver Nota 3). Le quedaba solo una de las naves con las que zarpó de Plymouth (salió con cinco, a las que añadió otra portuguesa, robada en las costas de Brasil), y algunos hombres menos que con los que había zarpado (debido a enfrentamientos con los habitantes de las tierras por las que pasaba, amotinamientos, etc). 

Drake atravesó el estrecho de Magallanes (parece que nunca pasó por el que hoy se conoce como "pasaje, paso o mar de Drake", esa porción de mar entre el continente americano y la Antártida que sirve de paso entre el Atlántico y el Pacífico), que en realidad sí fue datado, medio siglo antes (1525), por el marino español llamado Francisco de Hoces, por lo que originalmente se llamó, y debería llamarse, "paso, pasaje o mar de Hoces" (ver Nota 4), y fue subiendo por la actual costa chilena haciendo sus "cositas de corsario".  

 Circunnavegación de Drake (1577-1580)

Por ejemplo, pasó por la chilena Isla Mocha (el origen de la leyenda de Moby Dick, como ya conté en una entrada anterior), donde fue herido en un enfrentamiento con los locales. Más adelante saqueó el puerto de Valparaíso, atacó varios barcos en su camino hacia Coquimbo, y algunos más en su ruta hacia Callao (Lima, Perú). A partir de ahí ya iba siendo perseguido por la armada hispana del virreinato, por lo que huyó hacia las costas del Pacífico de América del Norte.

Situación geográfica de la Isla Mocha, origen de la leyenda de Moby Dick donde Drake fue atacado.

A la vista de este despliegue de folclore y costumbres inglesas, el virrey de Perú, Francisco Álvarez de Toledo, pidió a Sarmiento de Gamboa que hiciera el atillo y preparara dos naves con las que adentrarse en el estrecho de Magallanes (esta vez en sentido de navegación Pacífico-Atlántico, nunca antes así, a la "inversa", completada hasta entonces), y localizar lugares en los que fundar poblaciones y fuertes, que pudieran defender ese paso de las andaduras de los piratas ingleses, holandeses y franceses.

 Mapa de la parte oriental del estrecho de Magallanes atribuido a Pedro de Sarmiento de Gamboa.

Le dio además una pequeña lista de tareas: explorar los canales patagónicos, averiguar si los ingleses habían realizado algún asentamiento, darles caña si los encontraba (y mucho más si era el propio Francis Drake), procurar mantener buenas relaciones con los lugareños originarios (no romper nada, vamos) y ya que a Sarmiento se le daba bien la cosa, realizar cartas geográficas del tremenedo puzzle que es la tierra en ese extemo del mundo (obsérvese el mapa para ver que podría estar entretenido por mucho tiempo).


Cumplidos estos trabajillos, que Sarmiento de Gamboa documentó prolijamente (de forma que luego fueron referente para posteriores expediciones como las de Jorge Juan o Malaspina), viajó a España, donde trató de convencer al rey Felipe II de la conveniencia de asegurar, proteger y guardar las tierras más meridionales del continente, con el fin de disuadir los garbeos de los piratas europeos de un océano a otro, lo que provocaba grandes perjuicios en las ciudades y barcos que se movían en la orilla del Pacífico del nuevo continente.  

 Iglesia de la Matriz, saqueada por Francis Drake en Valparaíso en 1578.

Se armó una flota de unas 3000 personas en 23 barcos, dirigida por Diego Flores de Valdés, y en la que Sarmiento de Gamboa había sido nombrado gobernador y capitán general del Estrecho. Partieron de Sanlúcar de Barrameda un 25 de septiembre de 1581, pero tuvieron que regresar al mismo puerto el 9 de octubre, pues, al poco tiempo de navegación, un temporal se había llevado por delante 800 vidas y siete naves (y otras muchas necesitaban reparación). 


Volvieron a zarpar el 9 de noviembre, ahora con 16 naves. En el camino pararon en Cabo Verde, donde sufrieron deserciones y bajas. Allí permanecieron hasta el 2 de febrero de 1582. Llegaron a Río de Janeiro el 25 de marzo (fin del verano austral) de 1582, pero tendrían que esperar de nuevo unos seis meses, para evitar los meses del invierno austral (con los que no era nada recomendable viajar a tan meridionales latitudes). En esos meses, las enfermedades, muertes y fugas, diezmaron aún más al contigente de marineros, colonos, enseres y víveres. Quedaba claro que el viaje no estaba siendo muy placentero, y para confirmarlo, cuando llegaron a Buenos Aires, en noviembre de 1582, los acompañantes del nuevo gobernador de Chile (Alonso de Sotomayor) que viajaba con ellos, decidieron porner pie en tierra y viajar a pie hasta Chile (se ve que no les quedaban ganas de barco).

 Buenos Aires en el siglo XVI

La idea original, trazada en España, para la creación de asentamientos y fortificaciones en el Estrecho, radicaba en la creación de fuertes a ambos lados del más pronunciado estrechamiento del canal de Magallanes (1250 metros de mar separan a ambas orillas en este lugar): la que es llamada "primera angostura", en aquel entonces llamada "angostura de Nuestra Señora de la Esperanza". La construcción de fuertes en ambas orillas del canal se basaría en este diseño del ingeniero militar Tiburcio Spanochi, y estarían defendidos por 200 militares cada uno:

Fortificación diseñada por el ingeniero militar Tiburcio Spanochi.

 Las "angosturas" del estrecho.

Pero cuando por fin los colonos llegaron a la entrada del estrecho el 25 de noviembre de 1582 (un año después de inciar el periplo), les quedaban solo cinco barcos, con los que no pudieron internarse en el canal debido al mal tiempo. Tuvieron que regresar a Río de Janeiro, desde donde Sarmiento de Gamboa volvió a intentarlo el 2 de diciembre de 1583. Quedaban 583 personas en sus cinco barcos. El 1 de febrero de 1584 consiguieron llegar hasta el segundo estrechamiento del estrecho de Magallanes (valga la redundancia), llamada "Segunda Angostura", pero los vientos les empujaron de vuelta a la entrada atlántica, hasta el lugar conocido como cabo Vírgenes.

 Vista del cabo Vírgenes.

Imagino que bastante mareados por los vaivenes, y contrariados por no poder avanzar, decidieron desembarcar en este lugar, hoy terrirorio argentino, de la provincia de Santa Cruz. Buscaron un lugar, el único que tenía un manatial de agua dulce (quizá por eso lo llamaron Valle de las Fuentes), decidieron el lugar donde se iniciaría la construcción de la ciudad, cavaron un hoyo en la tierra y allí, dejaron una moneda de ocho reales, y un pergamino fundacional embreado y metido en una vasija de cerámica cubierta con piedras. Sobre todo ello colocaron la primera piedra del asentamiento llamado Ciudad Nombre de Jesús.  Era el 11 de febrero de 1584. Quedaron en ella unas 160 personas.

 Paisaje actual en las proximidades de la Ciudad Nombre de Jesús.

El mal tiempo hizo que cuatro de los cinco barcos tuvieran que regresar nuevamente a Río de Janeiro. En el quinto barco, el Santa María de Castro, subieron 50 personas que se dirigieron al lugar del estrecho donde Sarmiento de Gamboa había pensado una segunda fundación. Era un lugar que ya conocía cuando en 1580 tuvo que cartografiar estas tierras. Él se dirigió al mismo lugar, 380 kilómetros a pie, con otras cien personas (durante el camino sufrieron más bajas). Llegaron el 25 de marzo de 1584. Fundaron el asentamiento que llamaron Ciudad Rey Don Felipe. Se hallaban a 55 kilómetros al sur de la futura ciudad chilena de Punta Arenas.


Llegado el mes de mayo, Sarmiento de Gamboa vio claro que estos asentamientos no podían ser de momento autosuficientes (largos inviernos, cultivos poco viables, desencuentros violentos con los habitantes originarios de estas tierras). Por ello, decidió zarpar con el único barco que le quedaba, en busca de víveres. Los vientos le impidieron hacer parada en la primera ciudad fundada, Nombre de Jesús, como era su deseo. Así que llegó a la ciudad de Bahía, en Brasil, donde consiguió cargar el barco con enseres. Pero un temporal le hizo perder carga y barco, por lo que tuvieron que llegar a nado a la orilla. Dando muestras de una resiliencia excepcional, volvió a conseguir barco y carga, pero un nuevo temporal le obligo a arrojar la carga al mar para no perder el barco.

No sé si porque se daba cuenta de que pasado este tiempo no solo necesitaría víveres para los asentamientos, sino nuevas vidas, decidió viajar a España (22 de junio de 1586), para regresar con todo lo necesario. Viajó en una nave mercante que fue atacada por los ingleses que le hicieron prisionero y le llevaron ante la reina de Inglaterra, quien después de interrogarlo, le liberó (previo cobro de un rescate de mil escudos en moneda y perlas) con un mensaje para el rey de España, en el que mostraba su disposición a mejorar las relaciones entre ambos países. 

Imagen de la reina Isabel I de Inglaterra recibiendo a embajadores (no sería esta la recepción que hiciera del prisionero Sarmiento de Gamboa).

Inició el retorno a España (30 de octubre de 1586) atravesando el canal de la Mancha y toda Francia de norte a sur. Pero en la frontera con España fue apresado por los hugonotes (9 de noviembre de 1586), que pidieron un rescate por él, que inicialmente el rey de España no quiso pagar.

 Firma de Sarmiento de Gamboa, del que queda cuantiosa documentación: cartas, registros, peticiones, relaciones, informes, declaraciones. A pesar de que, como el mismo dejó escrito, tuvo que deshacerse de mucha documentación cuando fue apresado por los ingleses en su intento de retorno a España. Tiró al mar la documentación sensible, que no debía caer en manos de los británicos (viendo que no podía escapar de ser preso, echó a la mar muchos papeles secretos de navegaciones y descubrimientos, advenimientos y noticias, relaciones...”).
Fuente Ministerio de Cultura y Deporte del Gobierno de España - Archivo General de Indias: http://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/areas/archivos/mc/archivos/agi/portada.html

Mientras el fundador de las colonias del estrecho de Magallanes, pasaba los años (y muchas penalidades, “Dios proveyó de sufrimiento en la cruel prisión donde de la humildad fue tullido y encaneció y perdió todos los dientes”) encerrado en la prisión de Mont-de-Marsan, y recordaba recurrentemente en sus cartas la necesidad de socorrer a los colonos del Estrecho, estos iban muriendo por el hambre, las enfermedades, los desencuentros con los habitantes originarios de la zona y las inclemencias de uno de los climas más extremos del planeta. 

Restos de castillo fortaleza en la ciudad francesa de
Mont-de-Marsan donde Sarmiento de Gamboa fue prisionero durante cuatro años.

El 10 de enero de 1587, el corsario inglés Thomas Cavendish (los ingleses habían vuelto a practicar el inglés en estas tierras), recaló en la que fue segunda fundacion de Sarmiento de Gamboa, la llamada ciudad Rey Don Felipe en el interior del estrecho. Las crónicas dicen que encontró una ciudad bien trazada y planteada, pero en la que solo quedaban vivos 15 hombres y 3 mujeres. La muerte y la desolación del lugar era tal, que el pirata la renombró Puerto del Hambre (Port Famine), nombre con el que ha pasado a la historia. 

 Mapa del sur del continente americano (norte-sur de izquierda a derecha). En el se muestra la localización de la Ciudad Rey Don Felipe y se indica que está "despoblada".
Fuente Ministerio de Cultura y Deporte del Gobierno de España - Archivo General de Indias: http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/22967?nm
"Tabla Geográphica del Reyno de Chile";  
Código de Referencia:ES.41091.AGI//MP-PERU_CHILE,271

Como buen pirata, Cavendish, decidió llevarse a uno de los supervivientes (llamado Fernando), y desenterrar y cargar en su barco todas las piezas de artillería que encontró en el fuerte. Pero se dejó al menos dos culebrinas (seguramente enterradas para no ser vistas), que llevaban la inscripción de Francisco Duarte, armador de Carlos I y la fecha de 1581.

En diciembre de 1589, el rey que originalmente daba nombre  la ciudad de Puerto del Hambre, Felipe II, decidió pagar el rescate de Sarmiento de Gamboa: seis mil escudos y cautro corceles. Unos días más tarde, a principios de enero de 1590, el último superviviente de Puerto del Hambre era rescatado por el barco inglés The Delight. Se llamaba Tomé Hernández y era original de Badajoz.

 Panorama actual del lugar que ocupó la ciudad llamada Rey Don Felipe, luego conocida como Puerto del Hambre. Puede apreciarse el monumento que indica donde estuvo emplazada, a orillas del estrecho de Magallanes.

Durante ese tiempo Sarmiento de Gamboa no dejó de pugnar por el rescate de los colonos abandonados en el Estrecho. Colonos a los que conocía muy bien, pues convivió con ellos durante años. De los que sabía su origen, procedencia y lazos familiares, pues dejó constancia minuciosa de todos ellos en todos sus informes (que afortunadamente se han conservado). Pero Felipe II daba por perdida esa (a estas alturas agónica) batalla. 

Extractos del documento, de junio de 1583, con la Relación de la gente que Pedro Sarmiento llevaba para la población del estrecho de Magallanes y de los capitanes maestres y pilotos de la armada que iba al estrecho.
Fuente Ministerio de Cultura y Deporte del Gobierno de España - Archivo General de Indias: http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/122153?nm
(Código de referencia: ES.41091.AGI/29//PATRONATO,33,N.3,R.29)

Extracto de la "Relación de pobladores casados", donde se indicaba solo el nombre de los varones y, genéricamente, de quien iban acompañados (mujer, hijos, suegra, sobrinos,...) y en nota al margen si estos habían fallecido o abandonado durante el viaje ("murió el marido en el mar", "huyeron en Cabo Verde", etc...):


Extracto de la "Relación de Herreros pagados a 30 ducados" (puede verse que el primero era natural de Ciudad Real, el siguiente de Aracena, el siguiente de Sevilla, el siguiente de Espinosa de los Monteros, Antequera, Valladolid,...):


Se cree que los diezmados colonos de la primera ciudad, Nombre de Jesús, más desprotegida, acabaron viajando a pie a la segunda ciudad fundada, Rey Don Felipe. Allí, el frío, el abandono, las pugnas con los patagones, la imposibilidad de realizar cultivos y posiblemente luchas internas entre los habitantes, dieron fin a la idea de poblar y proteger el paso entre los dos oceános.

Sarmiento de Gamboa murió el 17 de julio de 1592 habiendo sido nombrado almirante de una armada protectora de la flota de las Indias. Fue enterrado en algún lugar desconocido de Lisboa.

La tierra que le acogió, a la que dedicó gran parte de sus recorridos, escritos, estudios y desvelos, le dedicó posiblemente los monumentos más bellos. Puso su nombre a un lago y a un monte en el extremo más austral del planeta.

 Vista del nevado Monte Sarmiento situado en el Parque Nacional Alberto de Agostini. De unos 2187 metros de altura, con un glaciar en la cumbre. Frecuentemente tapado por las nubes, Darwin dijo de él que era "el más sublime espectáculo en la Tierra de Fuego". Julio Verne también lo menciona en la novela "Veinte mil leguas de viaje submarino". El porpio Sarmiento lo llamó "Volcán Nevado". Su difícil cumbre no fue alcanzada hasta 1955 por un grupo de escaladores italianos ayudados por el padre
Alberto María De Agostini (misionero salesiano, geógrafo, fotógrafo, montañista y documentalista italiano)

Tres vistas (siempre distintas) del lago Sarmiento de Gamboa en el parque Nacional Torres del Paine de Chile.



Situación del Lago Sarmiento de Gamboa en el Parque Nacional Torres del Paine.

Situación geográfica del lago y el monte que llevan el nombre de Sarmiento de Gamboa, en color morado.


Nota 1: El real de a ocho, peso de a ocho, real español, "duro español", "duro antiguo" (esos mismos "duros antiguos que tanto dieron que hablar en Cádiz", ver documento del diario ABC) o "dolar español" es una moneda de plata (de aproximadamente 27'5 gramos, con una pureza del 93%) acuñada por España y territorios hispanos, desde 1497 (con los Reyes Católicos) hasta el siglo XIX

Imagen de los duros antiguos encontrados en Cádiz en la noticia de 1904 del diario ABC.

Su uso estaba tan extendido en Europa, América y Sudeste Asiático, que se la considera la primera divisa de uso mundial. Fue la primera moneda de curso legal en Estados Unidos, hasta 1857, cuando fue sustituida por el dolar. La necesidad de utilizar fracciones del real de a ocho (y la escasez de monedas de dichas fracciones) hizo que muchas veces estas fueran físicamente dividas en mitades o en cuatro trozos. 

Como herencia de los ocho reales del dolar español, el precio de las acciones de la bolsa norteamericana estuvo indicado en "octavos de dolar" (la división del real de a ocho) hasta 1997, año en el que se cambió a la notación decimal. De hecho, la grafía del signo del dolar ($), deriva de signos/símbolos utilizados en los reales de a ocho o en los registros de cuentas del imperio español (ver distintas hipótesis), e incluso el nombre, dólar, deriva del "spanish thaller", que con el tiempo pasó a ser "spanish daller".

Los reales de a ocho que se acuñaban en todos los territorios de influencia española, eran muchas veces re-acuñados o resellados en los territorios de oriente, imponiéndoles cuños o sellos con sus propios signos y grafías.


Real de a ocho de Carlos IV de 1796, con el resello de Sudán.


Nota 2: Álvaro de Mendaña siguió intentando organizar una nueva expedición por el Pacífico, que le permitiera, entre otras cosas, "acabar" la misión que no culminó en su primer encuentro con las Islas Salomón (en el que viajaba Sarmiento de Gamboa): establecer colonias allí. 

Esas colonias impedirían que las islas se convirtieran en refugio de piratas ingleses, dispuestos a la rapiña de las costas americanas del Pacífico, y de las islas Filipinas. Lo consiguió 25 años después de su primer viaje, gracias a la influencia de su esposa, Isabel Barreto, y cuando por fin el nuevo virrey de Perú (Hurtado García de Mendoza), accedió a patrocinar personalmente parte del viaje. 

Partieron (junio de 1595) cuatro naves con alrededor de 400 personas a bordo, entre los que se hallaban colonos dispuestos a quedarse en las colonias fundadas (además de la mujer de Álvaro de Mendaña, tres de sus hermanos y el cronista portugués, y luego explorador de tierras australes, Pedro Fernández de Quirós, ver Nota 5)

En esta segunda ocasión, Álvaro de Mendaña, tropezó (julio de 1595) en su camino con unas nuevas islas a las que llamó Islas Marquesas (en honor al virrey patrocinador del viaje, que era marqués de Cañete). Exploraron estas islas durante diez días y luego pasaron por las Islas Cook e Islas Tuvalu (por las que ya habían pasado en el primer viaje). 

Finalmente, con víveres y agua a punto de agotarse (la ración de agua dulce por persona se había llegado a reducir a un cuarto de litro cada dos días) llegaron otra vez a las Islas Salomón (septiembre de 1595), en donde perdieron, en la noche, uno de los barcos (el Santa Isabel del que nunca volvió a saberse) al pasar junto a un islote en el que, el volcán Tinakula, se hallaba en erupción. 

Moneda de diez dólares de las Islas Salomón (1991) con la efigie del berciano Álvaro de Mendaña de Neyra, en la cubierta de un barco. De fondo se aprecia un volcán en erupción.

Estando en las islas, una epidemia de malaria hace que Álvaro de Mendaña (y otras 47 personas), enferme y muera (en octubre de 1595) habiendo nombrado antes a su mujer Isabel Barreto, gobernadora de las mismas y a su cuñado (esta vez sí lo había), Lorenzo Barreto, almirante de la expedición (aunque este morirá a los pocos días). La población local se reveló contra los abusos de los visitantes y estos, tuvieron que huir rumbo a las Islas Filipnas bajo las órdenes de Isabel Barreto que toma el mando total de la expedición. Tras un viaje muy complicado, llegaron a Manila en febrero de 1596, con uno solo de los tres barcos que partieron de las Islas Salomón

En Filipinas, Isabel Barreto se casó de nuevo con el caballero de la Orden de Santiago, Fernando de Castro, con el que se volvió a embarcar en expedición hacia Acapulco (entonces virreinato de Nueva España) y luego viajaron hasta Guañacos (hoy en la provincia de Neuquén, en Argentina) donde Isabel Barreto sería dueña de unas tierras. Finalmente, las crónicas dicen que acabó sus días en Perú.

 Firma de Isabel Barreto en un documento histórico.


Nota 3: En abril de 1578, Francis Drake y sus barcos llegaron a las costas de Brasil (procendentes de Inglaterra), y bordearon la costa hasta llegar al Río de la Plata. Allí en la zona de Colonia (hoy Uruguay), se perdió uno de sus barcos en el que iba un familiar del corsario, no está claro si hermano o sobrino, llamado John Drake. Parece que el barco fue apresado por los charrúas, los habitantes aborígenes de la zona, que los tomaron como esclavos. 

A finales de 1580, John Drake escapó de sus captores, junto con otro inglés y un francés, y llegaron remando en una canóa charrúa, por el Río de la Plata, hasta llegar a Buenos Aires, que entonces era una pequeña aldea. Allí se entregaron, descalzos y harapientos, y fueron encarcelados y llevados a los tribunales de la Inquisición de Lima.

 Ilustración idealizada de los habitantes originarios del Río de la Plata, vigilando la llegada del primer europeo Juan Díaz Solís (en 1516), en el actual Uruguay
Obra del pintor español Ulpiano Checa (1860-1916).

Nota 4: El llamado "paso, o mar de Drake" es una porción de mar que separa el continente americano de la Antártida y une el Atlántico y el Pacífico. Fue por primera vez atravesado por el marinero español Francisco de Hoces, por lo que originalmente a este paso se le llamó "mar o paso de Hoces". De hecho, este es el nombre que debería utilizarse en el ámbito hispano, por más que los anglosajones se empeñen en llamarlo Drake

 Cabo de Hornos (extremo sur del continente americano) visto desde el mar o paso de Hoces.

Francisco de Hoces formaba parte de la expedición de García Jofre de Loaisa (1525-1536), cuyo objetivo era colonizar las islas Molucas o Islas de la Especiería, que estaban en disputa entre España y Portugal, y que acabó como el rosario de la aurora (malamente). 

La expedición partió de La Coruña, en julio de 1525, con siete barcos y 450 marineros, entre los que se encontraba Juan Sebastián Elcano (y algunos otros de los pocos navegantes regresados hacía tres años de la primera circunnavegación al mundo y del descubrimiento del estrecho de Magallanes), además de otros insignes como Rodrigo de Triana (que fue el primero en avistar tierra en el primer viaje de Cristobal Colón) o Andrés de Urdaneta, documentador de la ruta por el Pacífico desde Filipinas a Acapulco, conocida como tornaviaje.

Monumento al explorador Andrés de Urdaneta y Ceráin (que acabó tomando los hábitos) en Pangasinan, Filipinas.

Cuando los barcos que fomaban esta expedición intentaron entrar en el complicado estrecho de Magallanes sufrieron múltiples vicisitudes y pérdidas debidas a los temporales de viento y mala mar. Uno de los barcos, la carabela San Lesmes, capitaneado por Francisco de Hoces (y con cincuenta o sesenta marineros gallegos, vascos y flamencos), fue empujada hacia el sur siendo así la primera en navegar el paso entre el Atlántico y el Pacífico a través del paso del cabo de Hornos o mar de Hoces.

Dos barcos nunca llegaron a cruzar el estrecho: las prolongadas malas condiciones de la mar los llevaron a desertar de vuelta al Atlántico. Los barcos sobrevivientes, reunidos otra vez en el Pacífico, se perdieron unos de otros tras un fuerte temporal, y corrieron distintas suertes.

De la carabela de Francisco de Hoces no se volvió a saber nada más hasta dos siglos más tarde cuando, en 1772, la fragata Magdalena encontró una gran cruz cerca de Tahití, y en 1929 se encontraron unos cañones, posiblemente españoles, en Amanu en las Islas Tuamotu (donde se dice que hay familias descendientes de estos "visitantes"). El militar e historiador español Martínez Fernández de Navarrete, conocido por censar y documentar múltiples y pioneras expediciones españolas (no siempre divulgadas), planteó esta hipotética derrota para la San Lesmes

 Parte de la extensa obra de documentación e investigación del historiador riojano Martínez Fernández de Navarrete, del que el científico Alexander von Humboldt (ver entrada sobre él) dijo: "En el año 1825 ha sido indemnizado el mundo sabio de esta pérdida con la publicación de la "Colección de viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde finales del siglo XV". Esta obra de Don Martín Fernández de Navarrete, emprendida sobre una vasta escena y redactada en todas sus partes con un espíritu de crítica ilustrada es uno de los monumentos históricos más grandes de los tiempos modernos"

Derrota que habría podido llevarles a Nueva Zelanda e incluso a Australia para luego ser apresados por portugueses. Esta hipótesis es mantenida por algunos historiadores que sostienen que navegantes ibéricos llegaron a las tierras neozelandesas y australianas, 245 años antes que los ingleses (y así lo demostrarían nombres con raíces hispanas encontrados en un antiguo mapa de Australia, a la que se denomina "Java Grande"). La huella genética explicaría por qué expedicionarios posteriores (Pedro Fernández de Quirós, aquel portugués que viajó con Álvaro de Mendaña e Isabel Barreto, ver Nota 2 y Nota 5; o incluso el propio James Cook), encontraron en algunas de estas islas habitantes de ojos y cabellos claros (recordemos que en la San Lesmes viajaban gallegos, vascos y flamencos), así como variantes en las creencias religiosas, saludos y construcción de canoas que indican una "inexplicable" influencia occidental.

Reseñar que en otra de las naves "perdidas" que formaban la expedicion, y que había continuado navegando hacia las islas Molucas, la nao Santa María de la Victoria, falleció de escorbuto Juan Sebastián Elcano (en agosto de 1526). Esta nave continuó su navegación, atracando en su viaje en la isla de Guam, donde se vieron rodeados de canoas de lugareños, entre los que, sorprendentemente, uno les saludó en perfecto español con acento gallego. Era Gonzalo de Vigo, desertor, por pura hambre, de la expedición de Magallanes (de la nao Trinidad capitaneada por Gonzalo Gómez de Espinosa), que había vivido con los indígenas de aquellas tierras, desde 1522, hasta entonces. Su conocimiento de la geografía constumbres e idiomas locales fue de gran valor para los españoles que le recuperaron como tripulante. Se desconoce si consiguió regresar a su tierra natal.

 Escutura dedicada a Gonzalo de Vigo, en el puerto de Vigo. Obra de José Morales

Nota 5: Pedro Fernández de Quirós, portugués al servicio de la Armada española, viajó en la segunda expedición de Álvaro de Mendaña e Isabel Barreto (con la que tuvo difíciles relaciones) a las Islas Salomón (ver Nota 2). 

En 1603 realizó una expedición propia, con la que pretendía encontrar el continente austral, la mítica "Terra Australis Ignota". Salió con tres naves del puerto de Callao en Perú, pasó por las Islas Tuamotu donde encontró rastros de expediciones europeas anteriores, posiblemente del paso de la carabela San Lesmes de Francisco de Hoces (ver Nota 4). Descubrió la Isla Duice (a la que llamó "La Encarnación") y la Isla Espíritu Santo, de la que creyó que era un continente y la llamó "Austrialia del Espíritu Santo" combinando "Austral" (lugar donde se encontraba) y "Austria" (nombre de la disnastía del rey de España y Portugal, Felipe II).

Algunos historiadores han defendido que Pedro Fernández de Quirós habría sido realmente el primer europeo en llegar a Nueva Zelanda, o a Australia y que es a él a quien debe su nombre este país-continente.

Pedro Fernández de Quirós regresó a España donde fue tomado por loco, vivió pobremente, escribió memorias sobre sus viajes, y clamó al rey (entonces Felipe III) por la subvención de un nuevo viaje. Finalmente fue enviado a Perú, pero sin que hubiera, por parte de las autoridades, ninguna intención de que volviera a embarcarse. Falleció en panamá en 1614.

Escultura dedicada a Pedro Fernández de Quirós en Camberra (Australia).
 
Para soportar esta hipótesis, entra en escena un árbol. Sí, un árbol que se encuentra en las actuales dependencias de la policía en La Coruña. Un árbol llamado pohutukawa (Metrosideros excelsa), endémico de Nueva Zelanda. El árbol, también llamado vulgarmente metrosidero, fue identificado por Juan Piñeiro, un investigador ya jubilado del Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo (La Coruña) y por otros investigadores neozelandeses, que le calculan una edad de entre 400 y 500 años. ¿Cómo llegó la semilla de este árbol a La Coruña antes de que los holandeses Dirk Hartog, Willem Janszoon o Abel Tasman en el primer tercio del XVII, y de que el inglés James Cook en la segunda mitad del XVIII "descubrieran" dichos lugares?. 

El árbol metrosidero neozelandés en La Coruña.

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